Calzoncillos

Miguel Rodr?ez Casellas

Con una infraestructura tan sofisticada no deb?extra?e que los mejores regalos llegaran en diciembre. Enero, contrariamente, era un mes de escasez, de deudas retroactivas enturbulando la paz de la urbanizaci?El lujo ex?o de los Reyes Magos no era m?que puro fronte, una dorada ilusi?Al compararlos, el viejo albino le ganaba al tr?moreno de la Epifan? que por m?brilloteo que exhibiera siempre regalaba pragmatismo y austeridad: calzoncillos nuevos para aguantar el estir?asta el "back to school" de agosto.

A pesar de la intensa propaganda religiosa que se adosaba a las fiestas -con misas de horario extendido, pesebres estramb?os y sagradas familias animatronizadas- Santa Claus dominaba la Navidad por ser portador de abundancia y abierta secularidad. Pocos se percataron de que a los ni?les abrumaba tanta indoctrinaci?eligiosa, y que el espacio de libertad de liturgias y letan? auspiciado por el gordo dadivoso resultaba irresistible, lo mejor de una vacaci?e colegios, monjas y disciplina franquista.

Esa visi?e un norte de afluencia...

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