Cambio de mando en Popular Inc.

Ayer, se produjo otro hito en la historia del principal conglomerado de Puerto Rico, Popular Inc. (Nasdaq: BPOP), cuando su junta de directores anunció la salida de Richard L. Carrión, de la presidencia corporativa de la institución y designó al abogado y actual principal oficial de Operaciones, Ignacio Álvarez, de 58 años, como su sucesor.

El evento constituye el cambio gerencial más importante para la institución en prácticamente medio siglo, pues Carrión deja la dirección de Popular, luego de regir sus destinos por casi 27 años y laborar en ella por espacio de 40.

De igual forma, la designación de Álvarez como principal oficial ejecutivo de Popular Inc., supone en cierto modo el fin de una era, pues nuevamente desde la creación del banco hace una centuria, la presidencia corporativa del conglomerado no estará en manos de la familia Carrión, clave en el crecimiento y desarrollo de la institución en y fuera de Puerto Rico.

Una sucesión ordenada. “Yo estaba listo, Ignacio estaba listo y sobre todo, la organización estaba lista”, dijo Carrión a El Nuevo Día al rechazar de plano que su salida del comité ejecutivo responda a otros derroteros económicos o para incursionar en el mundo de la política.

De acuerdo con Carrión, el proceso de sucesión en Popular lleva gestándose al menos cuatro años. Para 2013, se contempló que el banquero dejaría el conglomerado si este alcanzaba la presidencia del Comité Olímpico Internacional, una carrera donde el banquero señala que obtuvo “una medalla de plata”.

Para ese momento, la organización ya había identificado a Álvarez, quien se había unido formalmente a la institución en 2010, como una de sus principales figuras.

“Una de las cosas más importantes que uno tiene que hacer como un líder es planificar la sucesión y en eso, tanto la Junta como yo, hemos hablado y pensado en eso por mucho tiempo”, manifestó Carrión.

“Llevo 40 años y le digo a la gente que los primeros 30 fueron más divertidos que los últimos 10”, bromeó el banquero haciendo referencia indirecta a los pasados años de gestión, donde la institución se vio precisada a tomar medidas impensables como suspender el pago de dividendos a sus accionistas, reducir marcadamente sus operaciones en Estados Unidos y hasta participar del programa de rescate bancario federal (TARP, por su siglas en inglés) y que se articuló durante la Gran Recesión.

“Los últimos 10 años han exigido lo mejor de nosotros”, indicó Carrión, al tiempo que subrayó que aunque deja la...

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