Camino a la CIMA

Por Camile Roldán Soto

croldan@elnuevodia.com

Para muchos, enero es un mes de cambios. Pero algo pasa, ya en marzo o abril comienzan las lamentaciones: "no tengo tiempo", "esto es muy difícil", "mejor lo dejo para después". Así por el estilo, las excusas llueven y las metas se olvidan.

"Procrastinación cultural" llama a las resoluciones el sicólogo Timothy Pychyl de la Universidad de Carleton en Cánada. Y es que hacer resoluciones nos motiva a reinventarnos, pero con demasiada frecuencia la motivación no se convierte en acción por el tiempo necesario. ¿Por qué?.

Mucho se ha investigado y escrito al respecto. Aunque cada quien tiene su experiencia, los expertos coinciden en identificar varios errores comunes. Establecer metas imprecisas, metas demasiado ambiciosas y tener pobre auto control.

Si deseas que este año sea diferente, comienza por ser específico respecto a lo que deseas. ¿Qué significa esto?. No basta con querer rebajar. Al escribir tu resolución establece cuántas libras quieres perder y en cuánto tiempo lograrlo. Asimismo, escribe qué acciones son necesarias para conseguir lo que te propones y cómo las llevarás a cabo.

Decide, por ejemplo, a qué hora harás ejercicio, qué tipo de dieta llevarás y qué ayuda adicional, si alguna, necesitas (ej. nutricionista, entrenador, red de amigos).

"En la medida que estructures el logro deseado en positivo y lo más especifico posible tendrás la ventaja de visualizar más claramente aquello que deseas obtener", explica José Rivera Talavera, neurocoach de la compañía Integral Coaching.

Si ya intentaste sin éxito cumplir la meta en el pasado, recuerda el famoso pensamiento de Einstein: "No esperes resultados distintos haciendo lo mismo". El desafío, entonces, es ser creativo. Lo suficiente como para abordar la misma situación de diferentes ángulos y conseguir nuevas alternativas.

En el caso de Tania, quien logró este año bajar casi 60 libras con las que batalló desde sus años universitarios, la diferencia la hizo aprender a lidiar con sus pensamientos. En lugar de enfocarse en dietas y remedios supuestamente milagrosos, la mujer de 37 años buscó ayuda profesional para controlar su ansiedad por la comida.

"Había tratado de todo, pero el remedio era peor que la enfermedad porque al no resolver la raíz de mi problema siempre volvía hacia atrás y peor", cuenta la mujer.

Uno de los principales aprendizajes que obtuvo fue la capacidad de perdonarse cuando sufría algún desliz y no permitirse claudicar...

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