El sinuoso camino de la decencia

Por Benjamín Torres Gotay

btorres@elnuevodia.com

Él, piensa el representante Rivera Guerra, es apenas un triste legislador que, como tantos otros, se las está buscando como puede. La única cuita que atormenta su espíritu en estos días es cómo va a salvarse del hondo lío en que está metido desde que se descubrió que lleva años sin pagar las contribuciones sobre la propiedad por las dos casas que tiene, una de las cuales tuvo la osadía de construir sin ninguno de los permisos que todos los demás mortales tenemos que conseguir para menesteres así.

La pila de muertos en las calles, la gente que dispara al aire por más que se le diga lo peligroso que es eso, los que sufren las consecuencias de esos disparos, el clima, en general, de anarquía y desorden que vive el País no tienen nada que ver con él, imagina Rivera Guerra.

Pues no queda más remedio que recordarle ahora al representante Rivera Guerra que, si piensa así, está rotundamente equivocado, pues la profunda crisis de valores y de confianza por la que estamos atravesando y que es la principal fuente de la violencia y la corrupción moral que tanto nos duelen tiene todo que ver con actuaciones como las que se le atribuyen a él.

Veamos:

La crisis puertorriqueña de este aciago Siglo XXI que vivimos es, sobre todo, de carácter moral. Los valores morales que fomentan la paz que a nosotros nos falta emanan del respeto al derecho ajeno y a la diversidad, del reconocimiento de la valía del trabajo honesto y del esfuerzo y del apego a las leyes y normas que rigen la vida colectiva.

Cuando todo eso pierde valor, el resultado es lo que estamos viendo ahora: una sociedad en la que no nos respetamos, en que muy poca gente valora el trabajo, el esfuerzo y la ley y cada cual anda con el cuchillo en la boca buscando dónde meter la mano y salirse con la suya, por cualesquiera medios que estén a su alcance.

El representante Rivera Guerra violó leyes y reglamentos. Estaba de lo más feliz haciéndose el loco en cuanto al pago de las contribuciones de sus dos residencias y no fue hasta que lo sorprendieron en la trampa que salió corriendo a...

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