EL CAMINO INCA

Por Annette Meléndez

A saber, aprender a respirar en la altura; preparar al cuerpo para la caminata hasta alcanzar una altura de, al menos, 4,215 metros sobre el nivel del mar; descender por escaleras interminables, lo que supone maltrato a rodillas y los tobillos; dormir al descampado o en casetas... y pasar tres días sin bañarse.

¿Por qué alguien en su sano juicio se ve tentado a someterse a semejante tortura?

Pudimos haber llegado a la cima habiendo comprado pasaje en tren de lujo, o de clase...

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