El camino tras la quiebra

Puerto Rico inició un camino novel y desconocido con la radicación del Título III de PROMESA, que en esencia le permite al territorio reestructurar su deuda pública, bajo la supervisión de la jueza de quiebras Laura Taylor Swain.

Sin duda, la Isla ahora encara lo que a todas luces pinta como un largo y contencioso proceso de renegociación entre los acreedores y la Junta de Supervisión Fiscal (JSF), en representación de Puerto Rico. Diversos fondos, bonistas y aseguradoras utilizarán su mollero para tratar de cobrar hasta el último centavo. Mientras, el Gobierno y la JSF deberán hacer contrapeso para asegurar un recorte de la deuda. Este debe ser lo suficientemente significativo como para darle el aire que Puerto Rico necesita para mantener los servicios esenciales, permitir que siga operando el Gobierno y evitar que el pago a suplidores y a ciudadanos se restrinja, a modo de no seguir socavando a una ya atribulada economía.

Más allá de este largo y necesario proceso que ahora comienza, Puerto Rico necesita insertar en el corazón de su agenda la búsqueda de medidas que catapulten el desarrollo económico.

Pero las herramientas para desarrollar la economía siguen estand o peligrosamente ausentes de la narrativa. Sin duda, la Isla necesita reestructurar su deuda, pero buscar resolver la crisis fiscal primero y luego ir tras desarrollo económico, sencillamente, no funcionará.

Lo idóneo sería un movimiento...

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