La canción de los amantes

Por Ana Teresa Toro .ana.toro@elnuevodia.com

Fotos Carlos Giusti

Quienes no han conocido las canciones por enseñanza de padres o abuelos, lo han hecho por curiosidad, por los populares discos "Romances" de Luis Miguel, por perseguir de manera viral algún "post" de alguien en alguna red social o por pasar horas en Youtube fascinados con las imágenes análogas de cantantes, tríos, cuartetos y orquestas interpretando boleros; esa música que de tan popular hoy llamamos clásica.

Es jueves y la música provoca el deseo de que sea sábado, de llevar un vestido, de tener los labios rojos y que una mano se extienda y le inviten a bailar. No puede ser tan difícil, después de todo dicen que es asunto de conocer el tamaño de una loseta.

Pasan las décadas y la sensación es la misma. Pero claro, cambia el contexto y queda al descubierto la historia del bolero que es un relato centenario de anécdotas y debates.

La mayoría de los expertos trazan los inicios en el bolero "Tristezas" del cubano José "Pepe" Sánchez para el 1885, aunque ya se venía hablando de bolero décadas atrás.

"Aparece en la segunda mitad del siglo XIX asociada a una canción rítmica en 2x4, está relacionada a la guaracha en un tempo lento, es la sección más lírica del danzón, géneros contemporáneos que surgieron en la misma época", observa el etnomusicólogo Emmanuel Dufrasne, quien además destaca la estrecha relación del bolero con canciones románticas como las rancheras o los tangos.

"Es algo muy latinoamericano. Se cultiva muchísimo en México sustituyendo el bongó, la tambora y el timbal por la vihuela y el guitarrón, la percusión del mariachi", expone. "El bolero también puede ser algo muy propio de las ciudades, más urbano que tiene que ver con la interacción social constante e intensa", abona.

Por su parte, el sociólogo e historiador de la música popular Hiram Guadalupe, considera que a la hora de adjudicar paternidades al bolero hay que hablar de trinidades. "Lo veo como un triángulo geográfico que recorre Cuba, México y Puerto Rico", dice y lo ejemplifica con el bolero 'La Tarde' (1910) cuya letra es de la puertorriqueña Lola Rodríguez de Tió y fue musicalizado por el cubano Sindo Garay. "Estudiosos identifican esta pieza como la más representativa de la estructura armónica que eventualmente va a seguir el patrón bolerístico tanto en Cuba, como en México y en Puerto Rico", elabora no sin antes recordar que "Agustín Lara decía que el bolero de los boleros era 'Campanitas de cristal' de...

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