El candidato

Norma Borges

Imagino por ejemplo esas mañanas del candidato preguntándose atribulado: "¿Quién caramba me metería en esto?" Esto mientras se cepilla los dientes en automático. Entre tanto su esposa, fresca y relajada (hasta ese momento) lo observa y pide: "Amor, que no se te olvide que eres también mi esposo". Su contestación no se parece en mi fantasía a la que seguro escucharemos en el templete: "Me debo a mi patria, a mi partido, a mis ideales y a mi familia". Saldrá del paso: "Amorcito, claro que no".

Luego, el atracón del desayuno vistiendo "shorts" de bayeta y descalzo. Lee el periódico mientras destroza los huevos "over-easy", se saborea la tocineta, engulle las papas fritas y sorbe una aromática taza de café. Felicidad absoluta. Hasta que los horarios acaben con este ritmo. Habrá días en que una taza de café puya y frío sea el resuelve para seguir camino.

Ante el armario comienzan los dilemas. "¿Qué me pongo?" Convendría repasar: ni caro, ni barato; ni "extra fashion", ni mamarracho. ¿Las uñas? ¡Limpias, por favor! "Eso dice tanto", diría Chila.

A la hora de almorzar: ¿con quién, dónde? A lo mejor "El Popular" en la...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR