Caprachoso

Félix Jiménez

En la década de los 1930 y 1940, Capra, trasplantado de Sicilia a la América de los sueños ficticios, Los Angeles, enjuagaba corazones y soltaba lacrimales y en el proceso ganaba premios de la Academia, seguidores e imitadores. Son todo un clásico Capra y sus obras. Gable y Colbert y Jimmy Stewart y Donna Reed pasaron por sus cintas, y así se ven con o sin "popcorn" una y otra vez la fábula política de "Mr. Smith Goes to Washington", el romance inusual de "It Happenned One Night", y la sacarinesca aunque tierna "It's a Wonderful Life". Son sin duda creaciones en blanco y negro para soñar en colores.

También, sabido pero menos comentado, está el Capra oscuro que se puede o debe odiar, el Capra que difería en todo de su agenda artística y filmográfica. Además de contar cuentos, contaba entre sus héroes a Mussolini, Franco y Nixon. Racista, homofóbico y xenofóbico confeso, a los 87 años en una entrevista dijo sin pestañar: "Los negros tienen odio en su corazón". Las décadas que le pasaron por encima no le dejaron por debajo ningún rastro de sabiduría.

Hoy, quizás, si Capra fuera contemporáneo, sabríamos todo de él, en esa ensalada de incertitudes de Facebook...

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