La otra cara delparaíso

Por Rafael Vega Curry

Pero esta es otra isla, con otro mar -el Mediterráneo-, otros aires, otra luz, y tiene encantos que la hacen única. Unos son quizá más conocidos; otros aún están por descubrirse.

Digámoslo de entrada: Ibiza no pasa de moda. A una hora en avión desde Madrid -y a dos horas de la mayoría de las capitales europeas- sigue creciendo, renovándose, afianzando su marca mundialmente conocida de destino cool. Ello se debe, sobre todo, a sus playas -algunas de ellas nudistas-, sus restaurantes donde las celebridades se dan cita y su archifamosa discoteca Pachá, hoy sede de un emporio internacional, a donde jóvenes de todo el mundo vienen a bailar, a conocer algunas de las últimas tendencias en la música, a ver y ser vistos. Nuevos complejos hoteleros y residenciales brotan por doquier. La crisis económica no ha llegado aquí, como si la vida transcurriese dentro de una burbuja. La fiesta no se acaba.

Pero hay otra cara de Ibiza, más serena, que también merece ser conocida.

A lo largo de los siglos, esta isla del archipiélago de las Baleares fue escenario de conquistas y guerras entre varios pueblos. Vándalos, visigodos, bizantinos, fenicios, almorávides y almohades se turnaron sucesivamente la posesión de este rico territorio, dejando cada uno sus huellas.

Y en 1999, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) reconoció ese legado, declarando como Patrimonio de...

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