Mucho más que caras bonitas

Por Patricia Vargas CASIANO

pvargas@elnuevodia.com

Pero detrás de muchas de esas jóvenes que buscan cumplir el sueño de participar en un certamen como el Miss Mundo de Puerto Rico, hay más que su deseo de paz y de poner a Puerto Rico en alto, existen historias de superación y aquí las comparten con orgullo.

"No sé si sería el no tener a mis padres juntos durante mi crecimiento, pero la realidad es que sufrí de baja autoestima, depresiones, no me gustaban muchas cosas de mi persona, era de esas muchachas que no tiene muchas amistades. Me consideraba diferente, no me interesaban los temas que le interesaban a la mayoría, no era cool, y me convertí en presa del bullying (acoso)", dijo Miss Caguas, Nadyalee Torres, enfermera de 24 años. Contó que le decían sobrenombres tanto en la escuela como miembros de su familia. "Fue una etapa muy difícil entrando en la adolescencia que ya dejé atrás" reveló.

Cristina Olivieri tiene 17 años y estudia su cuarto año de escuela superior en una academia especializada en niños con problemas de aprendizaje y autismo. A los 7 años fue diagnosticada con la condición de discalculia, un trastorno de aprendizaje en la comprensión aritmética.

"No tiene cura, viviré con ella toda mi vida, y estoy en este concurso para demostrarle a la gente que porque tenga una condición no soy menos que nadie. La gente piensa que es sencillo vivir con esto pero no lo es porque uno usa las matemáticas para todo y se me hace un poquito difícil salir al mundo y desenvolverme por sola. Puedo hacer una vida normal siempre y cuando tenga supervisión, pero esa persona tiene que ser de mi entera confianza para manejar mi dinero".

Miss Carolina estudiaba en una escuela católica de niñas y la maestra llamó a su mamá para decirle que su hija era autista porque no prestaba atención en clase. "Me hicieron una serie de exámenes, tome terapias y me pusieron en educación especial pública, donde no te discriminan. Quiero ser enfermera, estoy ansiosa por entrar a la universidad".

Gabriela Rodríguez Gracia, de 22 años, tiene un bachillerato en Educación de Salud Pública y trabaja en el Concilio Integral de Loíza. Cuenta que fue víctima de maltrato de género.

"Fui víctima de maltrato psicológico y verbal, y muchas otras cosas que me afectaron mucho desde los 17 a los 22 años de relación. Mi novio (un año mayor que ella) no me llegó a pegar, pero el maltrato psicológico es peor porque tenía mi autoestima por el piso, sentía que yo no servía para nada...

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