Múltiples caras en el centro de Europa

Especial para De Viaje

La subida a la azotea de la Catedral de Notre-Dame de Estrasburgo por una escalera de caracol de 332 escalones permite contemplar todo el casco antiguo y orientar así la exploración. A la vista se abre un entramado urbano de casas antiguas de madera, campanarios góticos y edificios clásicos surcados por estrechas calles y la tímida corriente del canal del río Ill.

Hasta inicios del siglo XIX quien quisiera "tocar" el cielo tenía que viajar a Estrasburgo. La torre del campanario de su Catedral. Con su cruz dorada a 142 metros de altura esta cincelada iglesia, construida entre el 1647 y el 1874, era el edificio más alto de la cristiandad.

Las luces y el bullicio del mercado navideño más antiguo de Francia relucen a estas alturas y deslumbran a los miles de visitantes que recorren la Place de la Cathédrale. Del 29 de noviembre al 31 de diciembre el Christkindelsmärik o Mercado del Niño Cristo se despliega a la sombra de la Catedral. Las calles del barrio antiguo adornadas con guirnaldas y luces enmarcan sus decenas de quioscos de artesanías, adornos navideños y delicias gastronómicas de la temporada.

En otras plazas de la ciudad se levantan otros mercados navideños con una interesante variedad temática como la Aldea del Compartir o Village du Partage en la Plaza Kléber. Antiguamente los estrasburgueses colocaban aquí, bajo el gigantesco árbol de Navidad, regalos para los más pobres de su ciudad. Hoy son unas 50 organizaciones benéficas las que organizan el programa solidario de este mercadillo.

Estrasburgo les ofrece a sus visitantes unos 12 mercados navideños. La exploración de éstos brinda una buena oportunidad para conocer esta Grande Ile. El frío y la tradición imponen pausas con las que fortalecer el cuerpo y el espíritu con el tradicional vino caliente de especias, las salchichas y las sabrosas galletas de jengibre.

Esta zona, entre la Catedral y el barrio de la Petite France, está repleta de casas antiguas de vigas entramadas de madera como la Maison Kammerzell, una casa propiedad de mercaderes que hoy alberga un hotel y un popular Winstube o taberna de vinos.

En este entramado de calles y casas se percibe mejor esa apariencia "alemana" de Estrasburgo que la distingue de otras villas francesas. La identidad alsaciana con su dialecto franco-alemán y su gastronomía, famosa por el repollo agrio o Chucrut, su debilidad por las salchichas, las cervezas artesanales y los vinos blancos reafirman este parentesco fundado...

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