Caravana

Sofía Irene Cardona

No suenen, no figuren, no nos manden felicidades, mejor traten verdaderamente de hacernos felices desapareciendo de la esfera pública por toda la temporada navideña. Sean más discretos y trabajen en silencio, como duendes del Polo Norte o cautelosos Reyes Magos.

Ahora mismito acaban de pasar. Es domingo por la noche y todo estaba en calma. Mi hija estudiaba para su examen y la abuela acababa de cenar. Escuchamos el escarceo, pero nadie se inmutó. Algún político, dice mi madre, sin levantar los ojos de su plato. Salgo a ver. Al otro lado, un vecino, como yo, mira desde su balcón. La comitiva pasa. Van contentos, haciendo escándalo. Envían felicidades y música festiva desde la tumbacocos, como si de veras fuera a empezar algo nuevo dentro de unos días. Desafiando todo sentido de prudencia, dos personajes se asoman por el techo abierto de un "jeep". Confirmo las sospechas de mi madre: "Sólo es un par de candidatos", digo, como si me refiriera a un par de cucarachas.

Las sombras saludan a...

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