La cárcel fue su mejor escuela

Por Alfredo R. Berríos

ESPNdeportes.com

En sus años jóvenes, en las calles de Filadelfia, Hopkins demostró una agresividad que lo llevó a tener problemas, incluyendo el ser acuchillado en el metro de la ciudad y casi fallecer. Más tarde, robaba cadenas, ropa y dinero, conducta que lo llevó a recibir dos sentencias en prisión justo mientras sus contemporáneos se graduaban de la escuela secundaria.

Hoy día, Hopkins afirma que esa experiencia en prisión fue lo que le salvó la vida y lo encaminó a ser uno de los más temidos púgiles en el boxeo, en donde se convirtió en el primer campeón unificado de los pesos medianos cuando derrotó hace 10 años al puertorriqueño Félix Trinidad.

Durante los casi cinco años que pasó encarcelado, el nativo de Filadelfia tuvo que regirse por lo que los encargados de la prisión le decían, desde la hora en que se levantaba y se acostaba hasta lo que podía hacer y no hacer.

Sencillamente, Hopkins trasladó lo que aprendió en la cárcel a su vida.

"La pregunta que la gente se hace es cómo traduje esa mentalidad a la sociedad y nunca me desvié de ella. Esa es mi cuenta de banco, mi impulso, mi fundación", explicó el llamado Verdugo durante una reciente visita a las instalaciones de ESPN. "Tomé algo de un sitio que es considerado malo, tomé esa disciplina de ese lugar y la añadí a mi vida para nunca más estar en esa situación y trabajar situaciones que nunca sabía me iba a enfrentar en la sociedad. Y las enfrenté y pude bregar con eso gracias a lo que aprendí de ese lugar".

Esa disciplina lo llevó a comenzar su carrera en 1988 y, luego de una derrota en su debut profesional ante Clinton Mitchell, sumó 22 victorias al hilo. Tuvo su primera oportunidad titular ante Roy Jones en 1993, cuando sufrió la segunda derrota de su carrera.

Finalmente, su primer título llegó en 1995, cuando derrotó al ecuatoriano Segundo Mercado para ceñirse la corona de las 160 libras, versión de la Federación Internacional de Boxeo (FIB). No volvió a perder hasta el 2005, a sus 31 años de edad, luego de vencer en el camino a grandes del boxeo rentado como Trinidad y Oscar de la Hoya.

En todos esos años, mantuvo el enfoque que aprendió como un preso común en Filadelfia, sin dejarse descarrilar por el dinero, los campeonatos, las barras y los clubes.

Hopkins tiene muchas historias para contar.

"Mire, usted tiene el dinero, la fama, las correas. Perdemos una buena parte de lo que nos llevó allí"...

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