Carece de emotividad

Por Juanma Fernández-París

Especial El Nuevo Día

Desde el primer encuadre hasta el último queda claro que Julio Román (Fuera de tinieblas) tiene buen manejo del medio audiovisual en el que está trabajando. Aún así el peso del melodrama del guión junto con una confusión de géneros no crea el espacio para que el público pueda conectar emocionalmente con la historia que esta contando.

La trama del filme gira alrededor de Angie (Viviana Rodríguez), quien a temprana edad sufre cómo la drogadicción de su madre deja una marca devastadora en su vida. Después de un intento de suicidio, la protagonista vuelve a conectar con su tía Karla (Marta Cabeza), quien está pasando por su propia prueba de vida cuando se entera de que tiene un cáncer en el páncreas que le ha puesto una fecha definitiva al final de sus días.

Los momentos en los que el filme se concentra exclusivamente en Karla tratando de formar una conexión con su sobrina, nos dan un vistazo al tipo de drama emotivo que el filme podría haber sido.

El problema es que al igual que en su filme anterior, Román ha optado por exteriorizar la crisis de su protagonista con recursos de filmes de horror y de...

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