Del caribe al frío de las estepas rusas

por CARMEN DOLORES HERNÁNDEZ.FOTOS POR CARLOS GIUSTI

El que Francisco de Miranda -revolucionario venezolano, tenido como precursor de Bolívar- llegara a la corte imperial rusa en el 1787 y se convirtiera en blanco de una serie de conspiraciones por parte del gobierno español para apresarlo por sus aspiraciones de independencia para su país es parte de la historia. El que allí conociera a una criolla procedente de las Antillas, Antonia de Salis, es un figmento de la imaginación. Es también el meollo de esta novela admirablemente escrita, de prosa cuidada, precisa y, a veces, poética.

Una doble línea de acción estructura la trama. Por un lado se desarrolla una relación entre Antonia, que vive en Cherson, ciudad-fortaleza de Ucrania situada a orillas del Mar Negro, en casa de una prima casada con un príncipe ruso y Miranda, huésped en esa casa. Por el otro progresa una intriga protagonizada por un funcionario español, Pedro de Macanaz, decidido a coartar el futuro revolucionario de Miranda apresándolo para enviarlo a la península.

Como Miranda, efectivamente, murió en una prisión de Cádiz en 1816, la novela parecería apuntar hacia un derrotero de despechos...

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