Carmen Colón

Este año se cumplen 15 años desde que decidí, por amor, dejar mi Isla y todo lo que hasta ese momento conocía. Era el año 2002 y estaba trabajando en un bufete de abogados y estudiando una maestría por las noches.

Un viernes por la tarde, cuando salíamos de trabajar, y nos quedábamos esperando a que pasara el tapón en los “Paraítos”, conocí a un chico que me robó el corazón desde el primer momento. Él había ido a trabajar a Puerto Rico por unos meses, vi que estaba con un conocido, y le dije al chico, Raymond, que me lo presentara, porque tenía algo que me recordaba a Alejandro Sanz, y me dijo, ¡claro porque es español! Me lo presentaron y luego me fui con mis amigas a la Placita de Santurce, allí viene Raymond donde mí y me da el ID del chico y me dice no sólo es español sino que también se apellida Sanz, aquí tienes su ID, se lo devuelves. Así me “obligaron” a hablar con él. Él y sus compañeros de trabajo se iban esa noche a pasar unos días a Isla de Mona.

A partir de ese momento, no perdimos el contacto, lo invité a un pasadía familiar de mi trabajo, al que me acompañaron él y su amigo. Recuerdo que ese día dimos un paseo por la playa de Condado, que hablamos tanto y tanto que no podíamos parar. Desde ese momento no nos separamos, íbamos a todas partes juntos, conocí a todos sus compañeros de trabajo que estaban allí destinados. Visitamos muchos sitios de la Isla, fuimos a San Martín, a República Dominicana, pero llegó agosto y le dijeron que en septiembre se tenía que volver.

La distancia y las horas de diferencia eran muy grandes, lo hablamos muchas veces, y miramos la posibilidad de que yo viniese a España a hacer la maestría, pero económicamente no podía. Lloramos escuchando la canción “Sin Miedo a Nada” (Me Muero Por Conocerte) de Álex Ubago y Amaia Montero. Decidimos que lo mejor era dejarlo cuando él se fuera, pero a los pocos días, llegó a mi apartamento en Río Piedras con un anillo de compromiso, pidiéndome que me casara con él. Se había ido con dos de sus amigos a comprarlo. Y sin pensármelo dos veces, le dije que sí.

Luego tocaba contárselo a mi familia, que habían oído hablar de él, pero no lo conocían. También dejar a mi perro, que me había estado haciendo compañía esos años y quien fue adoptado por una de mis compañeras de trabajo.

Todos me...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR