Por la carretera de la muerte

Turismo de riesgo

Los aventureros comienzan su travesía a una altitud de 4,700 metros sobre el nivel del mar, cerca de La Paz, y en pocas horas descienden a 1,200 metros, desplazándose de una geografía seca y fría a una caliente, de abundante vegetación, ríos y cascadas.

El boliviano Simón Rodríguez, que trabaja como guía de ciclistas desde hace once años, dice que los cambios de altitud, temperatura y el peligro de la vía atraen a los turistas sorprendidos por el camino de tres metros de ancho al borde de los abismos.

El atractivo de la naturaleza es innegable, pero lo que hace que cada día cerca de 200 extranjeros crucen "La carretera de la muerte" es el efecto hipnótico y la sensación morbosa que provoca recorrer un camino lleno de cruces y lápidas grabadas en diferentes idiomas y ver los precipicios que se han convertido en la tumba de muchos.

Los turistas no parecen estar demasiado conscientes del peligro pese a que muchos extranjeros perdieron la vida manejando bicicletas y su tragedia ha marcado algunos de los hitos de la travesía: "La curva del italiano" es donde un ciclista de esa nacionalidad cayó hace poco en un barranco o "la parada de los israelitas", donde tres jóvenes de esa procedencia, dos daneses y seis bolivianos murieron hace veinte años en un auto.

"Me preguntaron si estaba loca para hacerlo. Yo les dije que un poco loca", comenta la boliviana Mayra Eid, que vive en Lima, y volvió a Bolivia para visitar a su familia, pero también para recorrer la ruta, pese a los reclamos de sus hijos y su esposo.

"Asusta el nombre, pero en realidad es seguro", agrega, junto a un grupo de turistas que completó sin problemas la travesía en bicicleta, de 61 kilómetros, 40 de los cuales son en la "carretera de la muerte" propiamente dicha.

"Es una experiencia única, no hay otro lugar como este. El paisaje es increíble. Estamos en las nubes", afirma el británico Jean-Marc Eskdale, que destaca la excepcionalidad de comenzar la aventura a 4,700 metros de altitud y descender 3,500 metros hasta Coroico.

Eskdale, de 33 años, recorrió la ruta dos veces, una en bicicleta y otra en cuatrimotor, junto a sus compatriotas Gar Phelps (24) y Hatt Potter (23), que destacan el potencial turístico de la vía, tras haber estado previamente en el norte de Chile y el Salar de Uyuni y las ciudades coloniales bolivianas, y haber sufrido además ocho bloqueos de rutas antes de ingresar a La Paz.

Dos días después de que ellos recorrieran la "carretera de la...

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