Carta a 'mi amigo Piculín'

J. Ismael Fernández Reyes

Presidente del Taller de FotoperiodiSmo

Su gesta en la cancha, que lo llevó en 1987 a ser el primer puertorriqueño en llegar a la NBA. Fue ocho veces campeón del BSN y tuvo una brillante carrera en equipos en Europa. En las Olimpiadas del 2004 en Grecia, integró el equipo que derrotó a los Estados Unidos y cuando anunció su retiro ese año, era grande, en todos los sentidos. Era una leyenda viviente.

Como amigo también lo fue. Nunca tenía un no y en varias ocasiones fue recibido como un héroe en el Taller de Fotoperiodismo, organización sin fines de lucro en donde trabajamos para tocar la vida de los niños y jóvenes de sectores marginados. Al igual que otras grandes personalidades del País, mi amigo Picu brindó a nuestros niños charlas de motivación, habló de la disciplina, los valores y en contra de las drogas. Como estelar baloncelista ofreció clínicas, elevando la autoestima de nuestros niños y enseñándoles que no importa de dónde vengas, si te apegas a tus valores puedes lograr grandes cosas.

Desde este pasado lunes, a esa vida brillante le cayó encima el peso de la oscuridad. Mi amigo Picu duerme en la cárcel. La jueza le revocó la fianza por haber dado positivo a cocaína, el mismo día que aceptó su culpa por los cargos de narcotráfico que carga desde el verano. La reacción visceral de una decepción dolorosa como esta, es dar la espalda, con un "bueno que le pase". A nadie le molestaría que se escondan todas las fotos que hay de él con nuestros niños, cámara en mano, luciendo orgullosos la camiseta del Taller de Fotoperiodismo.

El coraje y la vergüenza son reacciones naturales y podría despachar el asunto desechándolo como basura, porque...

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