Cartas de Cortázar

Por Carmen Dolores Hernández

Fotos por Ángel M. Rivera

Eso último es, justamente, lo que nos ofrecen las 126 cartas y 13 tarjetas postales que el escritor argentino Julio Cortázar les escribió, mayormente desde París, a Eduardo Jonquières, a su mujer y a sus hijos a lo largo de los 33 años que van de 1950 a 1983.

Jonquières, pintor y poeta, había hecho con Cortázar las prácticas pedagógicas conducentes al título de Normal, pero es a partir de 1946, cuando coinciden en Buenos Aires y el escritor visita frecuentemente a la familia, que se hacen muy amigos. La amistad continúa por correspondencia cuando Cortázar viaja a Europa en 1950, estableciéndose en París con Aurora Bernárdez, su mujer. Perdura a través de la estadía de los Cortázar en Italia entre 1953-1954 y se mantiene incólume durante los viajes del matrimonio a Suiza, Austria, Cuba y la India, entre otros. El tono de las cartas aquí reunidas es libre, abierto, íntimo y gracioso. Hay confianza: Cortázar cuenta de su vida diaria, de sus dificultades (incluyendo las económicas), de su trabajo (tanto el de traductor que hace para sobrevivir como el de su escritura), de su familia -su madre y abuela en Buenos Aires- y de sus paseos. Son estas , como él mismo las calificó, "cartas-río" que fluyen libres.

El escritor se muestra ocurrente y gracioso, presto a los malabares verbales. Dicta su propio epitafio...

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