"En mi casa no se vive igual"

Por Melany M. Rivera Maldonado

Especial para El Nuevo Día

En dos años de matrimonio, ésta había sido una de las discusiones con las que tenían que lidiar. Hasta que un día - relató Calderón - "me senté a preguntarle por qué ella quería que yo tuviera un celular, pero no para decirle que no tenía razón sino para escucharla".

Fue entonces cuando ella le explicó sus razones. Lo quería para saber si llegaba bien a su trabajo y por si ocurría alguna emergencia tener donde contactarlo de forma rápida.

"Y aquí está (dijo al mostrar su celular), porque entendí que para ella era una preocupación. No se trata de perder o ganar, sino que ambos encontramos un balance porque a mí también me importaba que ella estuviera tranquila", aclaró.

Y asegura que esta forma de diálogo, que aprendió en adiestramientos recibidos en el Centro de Mediación Diseño y Adiestramiento (CeMedia), le ha ayudado a resolver diferencias con su madre, sus amistades e incluso en el residencial Praxedes Santiago de Cidra, donde ofrece talleres a jóvenes en el Proyecto Faro de Esperanza.

Es que según el mediador Rafael Juarbe, uno de los coordinadores de CeMedia, de lo que se trata es de cambiar la actitud con la que se define y se atiende una diferencia en el diario vivir que, de no abordarse de la forma correcta, puede llevar a discusiones y agresiones.

"Uno habla de conflicto y enseguida se piensa en una pelea, cuando la pelea es el resultado de algo tan básico como que dos...

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