La ceguera del mito migratorio

Por: Deepak Lamba-Nieves

Director de Investigaciones del CNE

Para el beneficio de los lectores menos despiertos, una de las conclusiones obligadas está plasmada en la cara del periódico: "La emigración de 576,000 puertorriqueños productivos desangra la economía del país".

Luego de que la oficina del Censo de los Estados Unidos determinó que Puerto Rico y Michigan eran las únicas jurisdicciones que habían perdido población durante la pasada década, y a raíz de varios informes preparados por del Instituto de Estadísticas de Puerto Rico, el migrante está, una vez más, en el paredón de fusilamiento de la opinión pública. A pesar de la gran cantidad de libros, ensayos, columnas, poemas y canciones que se han redactado sobre el vaivén isleño, que ilustran un cuadro complejo sobre la relación dinámica y fructífera que ha existido entre los que se van y los que se quedan, las acusaciones persisten.

El discurso denunciatorio más reciente es errado y morboso: los que nos fuimos somos cómplices del desastre, pues aún sabiendo que nuestra economía languidece, partimos sin reparos ignorando su condición y agravando su anemia.

Siguiendo esta lógica, más que un acto de poca solidaridad en estos tiempos de crisis, salirse en busca de otras oportunidades significa abonar al aprieto fiscal que enfrenta el país. A la lista de malhechores responsables, hay que añadirle a miles de expatriados productivos que se niegan a quedarse para gastar y compartir la carga. Detrás de esta perspectiva retrógrada, se esconde el espectro de "la fuga de cerebros"-una metáfora poderosa que cobró auge en los 70, gracias a las teorías de la dependencia, y ha servido para subrayar la pérdida de talento y el eventual subdesarrollo que experimentan los países que no logran retener a sus más ilustrados. Aunque esta postura analítica ha sido seriamente criticada y revisada desde los 90, tal parece que las actualizaciones han sido evadidas por varios eruditos del patio.

Ningún investigador serio negaría que la partida temporera de ciertos obreros y profesionales puede propiciar efectos socioeconómicos adversos en el corto plazo. No obstante, varios estudios confirman que estas migraciones también le abren paso a nuevas posibilidades a países que en un momento evidenciaron fugas de doctores, maestros, ingenieros y otros letrados.

En un reconocido texto titulado, The New Argonauts: Regional Advantage in a Global Economy, AnnaLee Saxenian explica cómo taiwaneses, israelíes, chinos e...

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