En celebración de Wagner

Por Luis Hernández Mergal

Especial El Nuevo Día

Bajo la dirección del maestro Maximiano Valdés, director titular de la OSPR, el programa comenzó con la Obertura de Rienzi. Basada en la novela del escritor y político inglés Edward Bulwer-Lytton sobre la vida de Cola di Rienzo, el líder popular revolucionario de la Roma trecentesca, la obra fue muy exitosa desde su estreno en Dresde (1842), aun a pesar de sus seis horas de duración. La Obertura, como el resto de la obra, tiene los rasgos de la grand opéra francesa al estilo de Meyerbeer, lo que llevaría a Wagner a renegar de ella posteriormente, y no solo por razones exclusivamente musicales.

La interpretación de Valdés y la OSPR subrayaron, quizá con toda intención, las mencionadas características, desde el llamado de la trompeta inicial hasta la marcha militar final. Nada podría ser mejor muestra del enorme cambio estilístico posterior de Wagner que presentar inmediatamente -un coup de programación del maestro Valdés- el Preludio y Muerte de amor (Liebestod) de Tristán e Isolda, esa sublime e insuperable ópera en que Wagner, bajo los efectos de la filosofía de Schopenhauer y la pasión amorosa de un affaire extramarital con Mathilde Wesendonck, alcanza a revelar a través de la música las complejidades más profundas y ocultas del deseo.

La lectura de Valdés y la OSPR comenzó bien, con un excelente sentido de la frase en el famoso "acorde de Tristán" de intervalos aumentados, a partir de los cuales se desarrollará prácticamente toda la obra. Sin...

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