Celebran su centenario

Es imposible pensar en la historia de Puerto Rico del siglo 20 sin la figura del escritor puertorriqueño René Marqués. Cómo se hubiese entendido el proceso migratorio del país sin "La carreta", que todavía nos sigue hablando desde otras orillas. Cómo comprender la angustia existencial sin las hermanas Burkhart de "Los soles truncos". Cómo podríamos entender la grandeza del mar sin esa primera línea de la novela "La víspera del hombre", donde Marqués escribe: "Cuando Pirulo vio el mar por vez primera fue tan grande su asombro que casi se quedó sin respiración".Nacido el 4 de octubre de 1919 en el pueblo de Arecibo, hoy se conmemora el centenario del que es considerado uno de los más destacados escritores de la llamada Generación del 50. Marqués cultivó la escritura en sus diversos géneros: la poesía, la novela, el ensayo, el cuento, el artículo periodístico. Pero fue el teatro el que lo consagró.El doctor José Lacomba, amigo y custodio de la obra de René Marqués, señala que la grandeza del autor estriba en que "interpretó el sentir del pueblo puertorriqueño" en una época donde imperaba el silencio. Recuerda que el autor dedicaba horas a su escritura. Podía estar de cuatro a cinco días sin apenas comer y en completo silencio antes de comenzar su proceso creativo. Luego, "empezaba a escribir sin detenerse". "Él escribía la obra mentalmente primero y después salía el manuscrito y todo lo que fuera", rememora Lacomba sobre el autor, sobrino de la intelectual Trina Padilla de Sanz.Aunque se graduó de agronomía del Colegio de Agricultura de Mayagüez, fue la creación literaria la gran pasión de vida de René Marqués. Por eso, a mediados de la década del cuarenta se trasladó a España, en donde estudió literatura. Tiempo después fue becado por la Fundación Rockefeller para estudiar drama en la Universidad de Columbia, en Nueva York, y en el Piscator’s Dramatic Workshop.A su regreso a la isla en la década del 50, escribe su obra insigne "La carreta", la cual relata la historia de la migración del campo a la ciudad, de la ciudad a la metrópoli y de vuelta a la tierra. En esa misma década fue que el artista puertorriqueño Antonio Martorell lo escuchó por primera vez, provocando en él un impacto enorme.Hasta ese momento, Martorell no sabía que existía una persona que pudiera pensar tan libremente. "Era una figura colosal", recuerda sobre ese momento, en 1956, cuando lo vio en el antiguo anfiteatro de Estudios Generales (hoy Teatro Julia de Burgos) de la...

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