El centro histórico se reinventa

Ecuador

Por Andrea Moreno

Aunque en el pasado sufrió el deterioro del comercio ambulante y el terremoto de 1987 afectó sus edificaciones, Quito - la segunda ciudad en importancia del imperio Inca (a 2,800 metros de altura sobre el nivel del mar) después de Cusco (Perú), - está casi totalmente recuperada.

Sus 130 edificaciones monumentales muestran la influencia de la religión católica en los quiteños durante la colonia. Incluso, la concentración de monasterios la ha hecho popular en el mundo con el sobrenombre de "El Claustro de América", y cuentan que el libertador Simón Bolívar en su entrada triunfante la declaró "Monasterio".

Sus tesoros son la Basílica del Voto Nacional, la iglesia de San Francisco y la de La Compañía de Jesús, cuyas paredes interiores están recubiertas en pan de oro; aun en la oscuridad, su exterior, de estilo barroco, es impactante, pero su belleza interna solamente se conoce durante el día.

Cuando el sol empieza a ocultarse, la ciudad se convierte en un tapete de puntos luminosos que se observa perfectamente desde el cerro El Panecillo, que hoy está coronado por la Virgen de Quito y que fue una fortaleza militar usada por las tropas coloniales durante la batalla libertaria de Pichincha.

En la usual noche nublada, la arquitectura cobra vigor. Al caminar por estas calles angostas que tienen casas de balcones coloniales, puede llegar a la plaza de la Independencia, la principal de la ciudad, donde se hacen románticos recorridos en carroza.

El camino continúa y la siguiente parada es la plaza de San Francisco, rodeada de casonas de estilo republicano que fueron propiedad de familias pudientes e incluso de presidentes, y que resguardan la iglesia del mismo nombre.

El plan termina con un canelazo -bebida con anís y canela-...

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