¿Certeza o invento?

Por Tatiana Pérez Rivera

tperez@elnuevodia.com

De ese juego parte el afamado texto teatral "El gran circo eucraniano" -de la dramaturga puertorriqueña Myrna Casas- con el que subirá el telón por vez primera, tras su remodelación, el Teatro Emilio S. Belaval, de la Universidad del Sagrado Corazón (USC) en Santurce.

"El gran distintivo del circo es realidad e ilusión", expone Venegas, "pasan cosas y dices 'eso es verdad' y luego sale otro personaje y te lo niega. Hay certeza e invento y nosotros lo que hacemos en el teatro es inventar y traducir lo escrito en un texto a un escenario".

Una isla circo, un pueblo espectador, risa y pensamiento provoca la obra escrita en el 1988 que, a juicio de Venegas, "es como ponerle un espejo de frente a este país y a nosotros, que muchas veces padecemos de ombliguismo; no queremos dejar de mirarnos el ombligo".

"Cuando suceda y miremos, puede que salgamos corriendo", adelanta Venegas, quien ha encarnado todos los roles masculinos en las tres puestas que ha tenido la obra. En el 1988 fue "Nené", en el 1996 fue "Sandro" y en el 2009, "Igor", el rol que acepta lleva "más cerquita del corazón".

Ahora la dirige. Su eterna mentora, Myrna Casas, le cedió los derechos para realizar el montaje que contará con un elenco integrado por exalumnos y actuales estudiantes del Programa de Teatro que Venegas dirige en la USC como son Marian Ball, Héctor Escudero, Carlos R. Marchand, Keishla Ramírez, Melissa Rodríguez, Emil Soler, Marian Torres y César Yael Vélez.

"El proyecto ha quedado fascinante", opina el profesor. "Después de estar aferrado por 25 años a una obra que conozco tan bien, me divorcié de ella para lograr una propuesta nueva. Los estudiantes han quedado encantados porque se renueva con el país. En los tres montajes anteriores, Myrna nunca se repitió. Ahora en el 2012, también se trabajaron cosas pertinentes a esta época. Los cambios son evidentes y pertinentes a nuestro querido Puerto Rico", subraya Venegas.

Y si un espejo es el texto, el humor no puede faltar.

"Si algo tiene el puertorriqueño es el humor, esa cualidad maravillosa que tenemos de mofarnos nosotros mismos porque si no nos craqueamos. Todo eso está ahí", resume.

Por eso no dudó en seleccionar esta historia para la reapertura. "Después hacemos Shakespeare, Ibsen o Chejov. En un teatro que lleve por nombre Emilio S. Belaval, teníamos que comenzar con una obra nuestra", señala.

El estreno oficial del teatro con esta obra estaba pautado para el fin...

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