El chata

Cezanne Cardona Morales

"¿Piensas estar ahí hasta mañana?", le dijo uno de los novatos que esperaba a que Tony terminara de golpear la pera. Tony prefirió hacerse el sordo; lo hacía desde que comenzó a tener problemas de audición en el oído derecho después de una pelea. Tony se quitó las vendas.

"No te vayas muy lejos para que limpies aquí cuando termine", le dijo el novato con una sonrisa burlona.

Tres días a la semana, Tony se quedaba en el club hasta la hora del cierre para limpiar; era la única forma de pagar la mensualidad. Cuando salió, sus manos olían a cloro. Afuera su exesposa y su hijo lo esperaban. Su hijo había crecido; ella no. Como siempre pedía más dinero.

"Consigue un trabajo de verdad", le dijo ella.

Dos días después, Tony consiguió trabajo en un restaurante de comida rápida. Le habían dicho que aumentarían el mínimo federal a diez dólares la hora. "Para eso tendrás que esperar dos o tres años", le dijo el gerente.

Hoy a Tony le tocó atender a su exesposa y a su hijo en el servi-carro. Ella prefirió mirar su celular; el...

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