Las galerías de 'El otro cielo'

Francia

Por Mariana Lafont

Hay ciudades en el mundo que invitan a caminar y perderse en sus callecitas. Pero si además deambulamos por los mismos lugares por los que han pasado grandes personalidades el placer es mucho mayor. Como aquellos recónditos pasajes con techos de cristal por los que solía transitar el escritor argentino Julio Cortázar. Y fue en los recovecos de esas galerías que, en uno de sus paseos, se inspiró y escribió el cuento "El otro cielo", publicado en "Todos los fuegos el fuego" (1966). Tanto para los seguidores de Cortázar como para aquellos que gozan de salirse de lo que las guías turísticas sugieren, un recorrido por los pasajes parisinos puede ser una sugestiva experiencia. Una gran oportunidad para zambullirse en un "París paralelo" e interconectado por aberturas y salidas que parecen no tener fin.

Los pasajes cubiertos son los antepasados de los actuales centros comerciales. Sus orígenes se remontan a principios del siglo XIX y se encuentran en la margen derecha del Sena, entre el Palais-Royal -al lado del Louvre- y los grandes bulevares.

Estas peculiares calles coronadas por un cielo acristalado imitaban los zocos árabes (mercados). Galerías, arcos de herradura y motivos egipcios transportan al caminante a tiempos remotos. Estos pasajes, a resguardo del barro y los carruajes, permitían a los comerciantes exponer sus mercancías sin estropearlas y a las damas elegantes pasear lejos del bullicio, sin mezclarse con la plebe.

Además, servían a los peatones para resguardarse del frío, la lluvia y la nieve y también como atajos para pasar de un barrio a otro. Durante el II Imperio -entre 1852 y 1870- surgieron los grandes almacenes con luz eléctrica y así comenzó el ocaso de estos sitios únicos que han dejado una huella única en el urbanismo parisino.

"... me gustaba echar a andar sin rumbo fijo, sabiendo que en cualquier momento entraría en la zona de las galerías cubiertas, donde cualquier sórdida botica polvorienta me atraía más que los escaparates tendidos a la insolencia de las calles abiertas...". *

Partiendo hacia la rue Saint Marc, más allá de la Bourse, en el número 10 comienza una sucesión de tres pasajes que van del "arrondisement" II al IX formando, dentro de la ciudad, un apacible e íntimo reducto. El primer pasaje - Passage des Panoramas - con sus restaurantes étnicos y sus tiendas de filatelia y postales antiguas, es uno de los más concurridos y animados. Este pasaje fue abierto en 1799 y su nombre...

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