Una ciudad en la que TODO CABE

España

Emprenda entonces una corta caminata, cruzando frente a la Iglesia de San Pedro -la principal de la ciudad- y subiendo por la calle Camin de La Fontica-La Salle, hasta llegar al cerro de Santa Catalina, junto al mar. Ahí encontrará el Elogio del Horizonte, una maciza estructura de 32 pies de altura, obra del escultor vasco Eduardo Chillida. Abarque de nuevo con la mirada ese paisaje. Vuelva a respirar ese aire. Y disfrute del fenómeno acústico que se crea cuando uno se detiene debajo de la barra central del monumento: el sonido de las olas cercanas parece estar dentro de nuestros oídos, como cuando acercamos un caracol a ellos.

En torno al cerro de Santa Catalina, de hecho, se agruparon hace miles de años los primeros pobladores de esta región, que darían paso a la antigua Gigia ("piedra") de los romanos. Hoy Gijón es la ciudad más grande del Principado de Asturias, con 278 mil habitantes (Oviedo, la capital del principado, tiene 225 mil) y, como muchas de las grandes urbes, busca reinventarse ante la crisis económica. En el pasado fue centro industrial; luego fue cambiando su norte hacia el sector de servicios. Hoy una de sus apuestas principales es el turismo, y para ello cuenta con todo lo necesario para conquistar al viajero.

Justamente al lado de la Iglesia de San Pedro se encuentran las Termas de Campo Valdés, baños públicos construidos entre los siglos I y IV después de Cristo. En este antiguo recinto de descanso y encuentros sociales pueden admirarse todavía las pinturas murales que decoraban el recinto, así como el hipocausto, una especie de "piso" que estaba situado debajo del piso falso para lograr el efecto de calefacción. Los antiquísimos marcos, pilares y muros del recinto dan la impresión de haber entrado a las ruinas de un palacio.

No muy lejos de allí, en el barrio de Veranes, están los restos de la Villa Romana, de unos 1,500 años de antigüedad. Mediante una visita guiada conocemos a qué uso estaba destinada cada sección de este amplio yacimiento, particularmente el salón de recepciones del dominus (el señor del lugar) en cuyo suelo se observa todavía parte del mosaico decorativo.

Caminar una ciudad es esencial para conocerla verdaderamente, y Gijón no es la excepción.

Continuando el paseo que comenzamos al principio de esta historia, descendemos del cerro de Santa Catalina por las calles Subida al Cerro, Artillería y Óscar Olavarría, y llegamos hasta la Capilla de la Soledad, una primorosa iglesia situada en la...

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