Clamor de solidaridad a las mujeres

Alba M. Romero

Ponce

Me refiero a las veces que escucho a una mujer diciéndole a su hija, nieta o sobrina: "Tú puedes hacer lo que quieras con tu vida, no necesitas un hombre", y por el otro le dice: "Ponte bonita, a ver si en esa fiesta conoces un médico que te mantenga".

Me refiero a las centenares de veces que escucho a una mujer hablando mal de otra porque le quitó a su hombre, o porque no le gusta como se viste, o porque le parece de sexualidad dudosa, o porque simplemente la otra mujer es exitosa y la que critica se muere de envidia.

Me refiero a todas las veces en que cuando alguna sola mujer se alza para defender los derechos reproductivos o educativos (o lo que sea) de otras mujeres, son otras mujeres las que arrasan con comentarios negativos contra la que quiere hacerles un bien.

Me refiero, en fin, a que el enemigo número uno de la mujer no son los políticos, ni los religiosos, ni los mismos hombres, no.

El enemigo número uno de la mujer somos nosotras mismas, las mujeres.

Hasta que no dejemos de quejarnos y empecemos a actuar para mejorar la situación propia y la de...

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