UNA CLASE CON MR. ALOMAR

Por Luis Santiago Arce

larce@elnuevodia.com

El salinense Roberto Alomar, exestelar intermedista del béisbol de Grandes Ligas y miembro del Salón de la Fama, encabezó ayer una clínica ante poco más de un centenar de niños y jóvenes de su pueblo en el parque Manuel González, hogar de los Peces Voladores de Salinas en el torneo superior Doble A.

Hubo, además, una clínica similar en el complejo beisbolero infantil de Coamo en horas de la mañana, y el día antes en la sede de la Academia de Béisbol Raiders, en Bayamón, en una iniciativa compartida de Alomar con la organización de los Azulejos de Toronto por segundo año seguido en la Isla.

"Sí, me gustó. Aprendí mucho", respondió con timidez el diminuto campocorto John Luis López, de siete años de edad y miembro del equipo Marlins La Margarita de Salinas, que este año tuvo que mudarse a Santa Isabel.

Otros conjuntos, de los programas Pequeñas Ligas y American Congress, igualmente buscaron espacio en Guayama ante las deudas con ambas organizaciones y las maltrechas condiciones de las instalaciones deportivas que encontró hace unas semanas la nueva administración municipal de Salinas.

"No ha sido fácil, es un sacrificio que se hace por los hijos", dijo la madre de John Luis y residente del barrio Coco, Wandaliz Bermúdez. "Hay que sacar a los niños de la calle y tenerlos en el deporte", añadió.

La situación, según la nueva alcaldesa Karilyn Bonilla, "es bien triste", y se comprometió a resolver la problemática para traer de vuelta a Salinas todos los equipos infantiles y juveniles beisboleros.

"No hay excusa para que los equipos de Salinas se tengan que ir a otros pueblos... aquí tenemos mucho talento, muchos recursos, y tenemos que promover que se desarrollen en nuestro pueblo", agregó.

Alomar, asimismo, confesó que "es triste porque yo me hice aquí. Aquí yo jugué, y yo sé que tengo un compromiso con ellos. Sé que esto se va a arreglar y espero que para finales de este año ya tengamos equipos aquí en Pequeñas Ligas".

Ajenos a esa situación, los participantes de la clínica se divirtieron al máximo por un poco más de par de horas sobre el maltrecho terreno de juego y un intenso calor, todos ataviados con gorras y camisetas con el logo de los Azulejos y el apellido de Alomar.

Escuchaban atentos las instrucciones y practicaban concentrados las técnicas recibidas en las siete estaciones repartidas alrededor del parque bajo la supervisión de Alomar y otros conocidos expeloteros boricuas, incluyendo a José...

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