Una coalición de conciencia

Ataque en PittsburghSabíamos que el antisemitismo estaba vivo. Sabíamos que estaba creciendo. Cada vez más personas desinhibidas expresaban su odio e intolerancia.Ataques mortales en contra de judíos ya han ocurrido en otros países, desde Bélgica a Bulgaria, desde Argentina a Panamá, desde Turquía a Túnez, y desde Francia a Dinamarca -por no mencionar a Israel. No obstante, hasta ahora los judíos estadounidenses vivíamos con cierta inocencia: creíamos que un crimen de la envergadura de Pittsburgh era inconcebible aquí.Esa inocencia se hizo trizas, por supuesto, cuando 11 judíos, pilares de la orgullosa comunidad judía de Pittsburgh, fueron masacrados en un templo de oración por un asesino cuyo propósito era aniquilar vidas judías.Muchos están comprensiblemente confundidos, deprimidos y desorientados. Si pudo ocurrir en Pittsburgh, puede suceder en cualquier parte. Nosotros somos los 11 y ellos son nosotros. Ya sea que los conociéramos o no, seguro no estaban a más de dos grados de separación, y mirar sus fotos es como ver a nuestros propios parientes, amigos, vecinos, y sí, a nosotros mismos.La respuesta inmediata ha sido conmovedora. Comunidades de todo el país han organizado eventos solidarios y servicios conmemorativos. Destaca entre ellos una reunión de todo el condado de White Plains, en el estado de Nueva York, convocada a eso del mediodía el pasado domingo. Cuatro horas más tarde, la sinagoga estaba repleta, con más de 1,500 asistentes apretados en un espacio que sólo admite 1,000. Entre la multitud se hallaban decenas de dirigentes políticos y representantes de múltiples credos.Y muchos líderes internacionales han expresado su solidaridad, apoyo y dolor. Hemos escuchado palabras de funcionarios en Austria, Azerbaijan, Bulgaria, Canadá, Chipre, Dinamarca, la Unión Europea, Francia, Alemania, Singapur, Suecia, la ONU, entre muchos otros, que dijeron estar junto a la comunidad judía. Tal como uno escribió: "el antisemitismo es nuestro peor enemigo existencial, y debemos combatirlo con todos los medios posibles".Pero es allí donde salta la pregunta. Una vez que las reuniones queden detrás, los tuits pasen a ser un recuerdo, y los "pensamientos y oraciones" sean archivados ¿qué quedará? ¿Volveremos a la rutina habitual? ¿Cómo lucharemos contra esta patología ancestral "con todos los medios posibles"?De más está decir que sería gratificante saber que gente de la talla de Jonas Salk está trabajando en una vacuna contra esta temida...

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