'Nos cogieron de tontos'

Por Yaritza Santiago Caraballo

yaritza.santiago@gfrmedia.com

Ese era el estilo de vida que por los últimos seis años tuvieron Josefina Rivera Matías y su pareja Carlos Camacho Maldonado para burlar a la Policía desde el 2007. Ese año, fueron acusados de cometer agresión sexual contra dos niñas de 5 y 7 años, en hechos ocurridos ese mismo año en el residencial Brisas de Cupey, en San Juan.

La constante huida de esta pareja concluyó cuando fueron arrestados entre el lunes y ayer por las autoridades.

Rivera Matías, de 59 años, fue detenida en la mañana del lunes en una residencia situada en el sector Villa Hill del barrio San Isidro en Canóvanas, y Camacho Maldonado, de 57, se entregó ayer en el Tribunal de San Juan.

El arresto de Rivera Matías ocurrió un día después de que su caso fuera reseñado -el domingo- en la sección "Sin Rastro de Los Más Buscados", en este periódico.

El delito que se les imputa ocurrió entre el 30 enero y el 3 de febrero de 2007, cuando Rivera Matías le solicitaba a su vecina la asistencia de sus hijas pequeñas para que la ayudaran en las tareas del hogar. Una vez llegaban a su apartamento, Rivera Matías y su compañero consensual, Pichi, las sometían a "actos lascivos y violaciones sexuales".

Se alega que el hombre las agredía y manoseaba; que sodomizó a la menor y violó a la mayor. Por estos hechos, vecinos furiosos quisieron tomar la justicia en sus manos y golpearon a la pareja, que tuvo que huir del residencial para salvar su vida. Desde ese entonces, vivían como nómadas.

Todos estos años, la pareja burló a la Policía mudándose en por lo menos cuatro ocasiones. Según Wilfredo Correa, agente de la División de Delitos Especiales de la Policía, antes de esconderse por última vez en Canóvanas, la pareja llegó a vivir alquilada en varios lugares de Carolina, específicamente en Villa Carolina, en el barrio Barrazas y en Alturas de Campo Rico.

Este diario supo que la pareja también vivió varios años en Trujillo Alto.

"Ellos vivían mudándose", dijo Correa. "Cuando presentían que los andaban buscando, o si tenían alguna diferencia con un vecino ellos arrancaban y se iban del lugar por temor a que los fueran a delatar. En cuanto ellos se olían algo, se iban", explicó Correa.

Los sospechosos pagaban el alquiler con el dinero que ganaba Camacho Maldonado quien laboraba como handyman. También hacía "chivos", incluyendo trabajos de mecánica liviana y arreglando excavadoras y camiones.

Además, según Correa, este hombre es...

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