'Su complejidad radica en su sencillez'

Por Ana Teresa Toro

ana.toro@elnuevodia.com

Ése justamente fue el caso de Atabal, un conjunto musical que nació allí en plena Navidad de 1983 cuando un grupo de amigos músicos se juntó para ocupar una fecha que estaba disponible y presentar un concierto que titularon: De Puerto Rico a Brasil. "Era solo voces y percusión. No había un instrumento melódico. Fue un experimento que al público le gustó y decidimos seguir haciéndolo. Así, De Puerto Rico a Brasil se llamó nuestro primer disco". Lo cuenta Héctor "Atabal" Rodríguez, líder de la agrupación que fundó en aquel entonces junto a Irvin García, Jorge Arce y Ramón Pedraza.

Lo de llamarse Héctor "Atabal" vino con los años. La gente comenzó a reconocerlo más así que por su nombre de pila. "Además cuando tienes un nombre tan exclusivo como Héctor Rodríguez pues imagínate. Han llegado a mi casa incluso cartas dirigidas al Señor Atabal", dice el percusionista acerca del nombre de la agrupación que proviene de una palabra de origen árabe que significa "tambor".

Los tambores y las pleneras siempre estuvieron en la vida de Héctor Atabal. Nació en la casa de su familia en el barrio Trastalleres y se crió ahí hasta los 12 años. "En mi familia no hay otros músicos pero era una maravilla lo que uno escuchaba allí desde pequeño, en aquellas velloneras. De niño ya yo sabía de Cortijo, de Tito Puente, de Celia Cruz, de Ismael Rivera, de Pérez Prado. El primer grupo de plena que escuché en mi vida fue ahí", rememora acerca de aquellos señores con tatuajes que hacían sus propios instrumentos y que montaban la rumba en la esquina a la más mínima provocación.

"Hoy día cualquiera tiene tatuajes pero en aquella época era algo asociado a los delincuentes, solo tenían tatuajes los presos o los marinos", explica acerca de cómo, a su juicio, ha cambiado con los años la percepción general no sólo del género musical sino de sus intérpretes.

De modo que la música siempre estuvo presente en su formación. Empezó a hacer sus primeros sonidos con un timbal primitivo. "Mi papá tenía la ferretería Gloria en Bayamón y había que ir a trabajar allí los sábados. Empecé dándole golpes a latas de distintos tipos con los pinceles que había allí".

En esa misma época comenzó junto a un grupo de amigos a cantar por las calles de Miramar en Navidad. Así ganó su primer dinero en la música. "Un día me dieron $1.50 que en esa época rendía para muchísimo, yo no sabía que hacer con tanto dinero".

Y siguió creciendo en la música y pasaron...

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