Complejidad en la sencillez

por luis r. trelles

Especial El Nuevo Día

Los árboles de uvas playeras que adornan el salón le dieron el nombre al establecimiento, pero fue el esfuerzo culinario y pionero lo que elevó la reputación del lugar. Hostería del Mar, después de todo, albergó uno de los primeros restaurantes vegetarianos en la Isla cuando abrió hace 30 años.

Lo que rompía esquemas tres décadas atrás, sin embargo, inevitablemente dejó de ser novedoso con el paso del tiempo. Reconectando con esa trayectoria de avanzada, Uvva se actualiza por medio de una nueva generación. El talento fresco le ha dado un nuevo aire al menú y la ambientación, para estar a tono con los tiempos.

Propulsada por la propietaria Loisse Herger y el chef que recién llega al proyecto, Nicolás Gómez, Uvva se torna hacia la cocina internacional. La clave está en un juego de sabores sencillos que juntan el atún con la piña por medio del tataki o producen finas pizzas argentinas conocidas como cocas. El resultado es una cocina que se especializa en la preparación de platos complejos que retan -y finalmente se ganan- al comensal.

Los cambios comenzaron hace un año, cuando Loisse Herger tomó las riendas de un negocio que abrió su familia. "Pasó a manos más jóvenes, lo hemos refrescado todo, desde la decoración al menú, para atraer a un público más joven mientras preservamos la esencia del lugar".

Junto con su esposo, el ingeniero Fernando Dávila, ha logrado una ambientación que describe como 'Bali meets Capri'. "Cuando entras ves agua cayendo, se ven las estatuas de Buddha", especifica la dueña. "Hay un poco de árabe, pero también está el elemento Capri, el blanco".

Siguiendo esa sensibilidad se creó un espacio de esparcimiento frente a la playa que resalta el elemento emblemático de Uvva. "Venir a comer a la playa, no solo para mirarla, sino para comer en la arena es un aspecto bien importante", explica la restauradora. "Se hacen cenas románticas allí, la gente se propone matrimonio, hasta se casan en la playa".

La decoración responde a una sensibilidad marítima y costera. Telas blancas fluyen alrededor de los comensales, los confortables muebles estratégicamente colocados alrededor de la barra brindan el espacio necesario para la confraternización. Es un diseño que propicia la degustación de la comida acompañada del trago de la casa, la sangría de melón.

Una vez que estuvo listo el ambiente, Herger pasó a reformular el menú. "La comida de aquí siempre ha sido caractarizada como de alta calidad...

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