Se complica la crisis municipal

Todos los días desde el huracán María, 2,000 residentes de Cayey comen caliente en un comedor que habilitó, con fondos municipales, el alcalde Rolando Ortiz para asistir a algunas de las miles de personas que quedaron en el total desamparo tras el paso por la isla del potente ciclón.

“En el caso mío, que tengo una situación económica sólida, puedo asumir el impacto de los gastos que estoy haciendo”, dijo Ortiz, en referencia a las arcas de su municipio, de 48,000 habitantes, que tiene este año un presupuesto de cerca de $22 millones y que, en el año fiscal 2014-15, terminó con un superávit de $15 millones, según la última estadística disponible en la Oficina del Comisionado de Asuntos Municipales (OCAM).

Esa no es una historia que en este momento se puede contar de muchos municipios.

Antes de María, una gran cantidad de los ayuntamientos municipales enfrentaba graves dificultades económicas que les complicaban incluso las tareas municipales rutinarias como recoger la basura.

De los 78 municipios, 38 operaban con déficit, y el Plan Fiscal que la Junta de Supervisión Fiscal le aprobó al gobierno incluyó un recorte de $350 millones en las aportaciones de las que vivía la mayoría de los ayuntamientos, llevando a varios al borde del abismo.

Con el Banco Gubernamental de Fomento (BGF) en bancarrota, se les cerró la llave de préstamos que mantenía a muchos a flote. Días antes de que María paralizara al país, expertos estimaban que, con el colapso del BGF, más la eliminación de los subsidios que ordenó el Plan Fiscal, era inminente el colapso financiero de cerca de 50 ayuntamientos.

Entonces, llegó María, obligando a alcaldes a rehacer presupuestos sobre la marcha para atender la crisis, a incurrir en gastos con los que no contaban para dar asistencia a ciudadanos desamparados, limpiar caños y quebradas, movilizar a los departamentos de manejo de emergencia, repartir alimentos en comunidades y, en general, tratar de sacar recursos a veces de donde no los tenían para enfrentar la mayor tragedia natural que ha sufrido Puerto Rico en un siglo.

Cuando todo culmine, dijeron alcaldes y expertos, los municipios estarán en una situación mucho más grave de la que ya enfrentaban.

“Claramente, esto agrava aún más el cuadro”, dijo el economista Gustavo Vélez.

Los ayuntamientos en general enfrentan en miniatura un cuadro similar al que presenta, en el macro, el gobierno central: más gastos que ingresos, falta de acceso a cualquier tipo de financiamiento y poco...

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