Un compositor apasionado

Por Mildred Rivera Marrero

mrivera1@elnuevodia.com

En el mismo escenario en que se evaluarán trabajos de Juan Luis Guerra y Arturo Sandoval, entre otros artistas de música popular, se considerará la producción Caribbean Concertos for Guitar and for Violin en la categoría de mejor álbum clásico. En la producción tocan el guitarrista español Pepe Romero, el violinista boricua Guillermo Figueroa y la orquesta croata I Solisti di Zagreb.

A eso se podría añadir que Cordero estudió en Madrid, Italia y Nueva York, que sus piezas se publican en otros países, especialmente en Europa, y que laboró 31 años como profesor de música en la Universidad de Puerto Rico (UPR).

Con esas circunstancias, podría pensarse que es una persona rebuscada o creída. Pero es todo lo contrario. Humilde y sencillo en su trato, conversador, conocedor de los problemas y de los avatares políticos del país, y puertorriqueñista, nos recibió en su casa para conversar extensamente de su vida, su trabajo, sus pasiones y el país.

Se describe a sí mismo como criollo, bien puertorriqueño y amante de la música popular, especialmente la salsa y los tríos.

Cuenta que nació en Nueva York y que su padre, natural de Isabela, y su madre, natural de Naranjito, regresaron a la Isla cuando él tenía ocho años. Se instalaron en Río Piedras desde donde, más tarde, iría al Conservatorio de Música. Y, de ahí, a estudiar a Madrid, en tiempos de la dictadura de Francisco Franco, pero también en un periodo que describe como "época de efervescencia cultural puertorriqueña", pues allí vivían artistas como Luis Rafael Sánchez, Emilio Díaz Valcárcel y Antonio Barasorda.

Aunque su padre era comerciante, fundó el negocio Fotografía Cordero, en Nueva York, no se opuso a su determinación de estudiar música sino que, más bien, lo alentó.

"Mi papá tenía un temperamento artístico tremendo y él, la única decepción que pudo haber tenido, es que me dediqué más a la composición que a la guitarra. Mi mamá cantaba, era hija de un músico bohemio de Naranjito, Aurelio Ortiz. La música es bastante hereditaria", revela Cordero durante una entrevista en la que explicó que le gusta la luz bajita y de tono amarillo que tienen las seis lámparas estilo tiffany que tiene en su sala y balcón.

Allí también tiene una celesta, un instrumento musical similar al piano, de sonidos más acampanados, que fue inventado entre 1866 y 1886.

En uno de los cuartos tiene el estudio, ese recinto "donde organizo los sonidos" y en el que puede...

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