Comunidad anegada por el mar

GUAYANILLA.- Los residentes en la comunidad El Faro, en este municipio, cuentan que, tras el terremoto del 7 de enero, el nivel del mar aumentó hasta el punto que inundó sus patios, y no fue hasta esta semana que el agua empezó a retroceder.No fue un alza súbita, dicen. Más bien, el agua fue penetrando con el pasar de los días, en los que también se reportaron varias réplicas del sismo.Cuando El Nuevo Día visitó la comunidad el miércoles, se observó agua empozada en algunos patios y debajo de residencias erigidas sobre bloques o pilotes. Otras áreas estaban enfangadas, y el paso era imposible. No había muchos vecinos, pues la mayoría ha desalojado sus hogares."Ya aquí no se puede vivir. El mar se está saliendo a cada rato. Nunca en la vida había visto algo así", dice Ferdinand Rodríguez Padilla, de 80 años y quien es nacido y criado en El Faro.Su esposa, Rosa Julia Maldonado, de 73 años, coincide, y añade: "Nunca, nunca el mar había hecho eso. Yo estoy con los nervios bien malos y, cada vez que tiembla, me escondo al lado de la cama".Rodríguez Padilla, quien acompañó a este diario en un recorrido por la comunidad, afirma que el mar "se comió" un muelle que utilizaban varios pescadores -como él-, y desapareció una franja de arena contigua a unos mangles que ahora están inundados."(Con el terremoto), el terreno bajó un poco y se puso parejo al mar. Ya ni se puede caminar por aquí. Esto era lo más lindo que había en Guayanilla y se dañó. Ya no se puede vivir aquí. Estoy loco por irme, pero no tengo a dónde", lamenta el...

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