Comunidades costeras sufren un impacto real

ARECIBO.- Una residencia parcialmente sepultada por arena a pasos de la playa Hallows, en el barrio Islote de este municipio, es el ejemplo más reciente de las manifestaciones del cambio climático, la inacción gubernamental y, por ende, los riesgos a los que se exponen las poblaciones que residen en el litoral.Así lo planteó la oceanógrafa y geóloga profesional Maritza Barreto, quien compartió el suceso en su cuenta de Facebook y explicó a El Nuevo Día que el evento demuestra que la alteración que experimentará la geomorfología costera alrededor de la isla ya no se debe apreciar como algo a futuro, sino como cambios que están ocurriendo en el presente."Lo que estamos viendo con esto no es que no haya sucedido antes, sino que la magnitud del evento es extrema, que es mucho más importante. Yo creo que esto es parte no solamente por las manifestaciones del cambio climático, sino también la ‘no acción’ en décadas pasadas", consideró la también directora del Instituto de Investigación y Planificación Costera de Puerto Rico.En sus expresiones, aludió a que los cambios en las playas vía erosión o con la migración de la línea de costa tierra adentro tras el paso del huracán María en septiembre de 2017, debido al aumento en el nivel del mar, pueden exacerbar la pérdida de arena (erosión) en múltiples sectores, al tiempo en que otras ganen (acreción) en exceso."Yo, personalmente, no lo había visto (sepultura de una propiedad debido a depósitos de arena), pero no me sorprendería que hubiera más casos (similares), porque en esta zona ya se había identificado un problema de erosión, especialmente, en pueblos como Aguadilla, Arecibo y Loíza", apuntó la doctora.Su planteamiento coincide con lo ocurrido en esta residencia, en la que, si bien la arena antes se acercaba a sus predios, nunca quedó sepultada como ocurre gradualmente desde el paso de María. En entrevista con este medio, las personas encargadas de cuidar la propiedad indicaron que pertenece a un matrimonio estadounidense."Desde (el huracán) María para acá, no podemos vivir la casa. (La arena entró) poco a poco, pero como no nos han dejado sacar la arena, sigue entrando", señaló José Valle Molina, quien, junto a su padre, Ismael Valle Reyes, busca cómo contener que la estructura quede enterrada. "Al principio, intentamos usar palas para mover la arena, pero no se puede así".El Nuevo Día acudió al lugar y divisó cómo la vivienda, de dos niveles y que fue construida antes de 1960, tiene menos de la...

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