Confesiones De un hijo

Por Alfredo Hugo Hinojosa

Revista "Domingo" (El Universal / México)

Nota del Editor

Primera de dos partes de una entrevista realizada al campeón mundial de boxeo, Julio César Chávez, hijo.

Julio César Chávez, Jr. estaba a punto de batirse con un peleador alemán al que vencería luego de doce rounds en los que demostró superioridad. Los jueces le dieron el triunfo, pero buena parte de la prensa lo criticó por no haber tenido "el hambre" de noquear a su adversario. Aquel día de junio de 2011 advertí a un muchacho de 25 años harto de entrenar dos o tres veces al día, pero decidido a ganar. "La pelea contra el alemán Sebastian Zbik, en el Staples Center de Los Ángeles, va a estar complicada", dijo, al tiempo que tomaba un poco de aire para continuar con la charla. "Todos esperan una pelea franca y recia, pero no es tan fácil; este contrincante es fuerte y correoso. Solo Freddie (su entrenador) y yo sabemos cuáles son los riesgos de esta pelea. Lo que me ayuda a continuar es todo lo que aprendí de mi padre, a tolerar las críticas de los demás y las presiones que vienen con cada pelea", añadió con ese marcado acento sinaloense.

Aquella vez, al finalizar el entrenamiento fuimos al Kabuki, un restaurante de sushi, en Vine Street, en el corazón de Hollywood. Conversamos durante varias horas. Le gustan los relojes, lo coches (quiere comprarse un Ferrari) y vestirse bien (Hugo Boss es una de sus marcas favoritas). Hubo un tiempo en que gastaba su dinero sin control, pero eso ya quedó en el pasado. Como buen norteño, le encantan los mariscos y las nieves. Esa tarde evitó hablar sobre su papá.

La vida de Julio César Chávez González, papá del 'Junior', no fue distinta a otras historias de hombres humildes que logran fama y fortuna. Su ambición por convertirse en boxeador profesional lo hacía robarle tiempo a su trabajo como ayudante de su padre en Ferrocarriles Nacionales para poder ponerse los guantes y pegarle a la pera en un modesto gimnasio de Culiacán. En 1980, debutó como profesional, derrotando por un golpe efectivo, en seis rounds, al olvidable Andrés Félix y, el 13 de septiembre de 1984, Chávez venció por nocaut a su compatriota Mario 'Azabache' Martínez, para obtener el campeonato del mundo, el primero de cinco que ganó en tres divisiones de peso, además de lograr un récord casi perfecto de 117 peleas: 89 nocauts, seis derrotas y dos empates.

Podríamos hablar durante horas de las hazañas de Chávez, padre, pero quizá la única verdad que subsiste...

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