A la conquista baloncelística

Por Fufi Santori

Especial El Nuevo Día

Mi hermano y yo, ambos teenagers, fuimos incluídos en el equipo. Para Tito y para mí fue algo emocionante e inolvidable el poder representar a Puerto Rico y nada menos que en Europa. Germán Rieckehoff sería el Jefe de Misión y fiel a su manera de ser, nos compró el uniforme más lujoso y bonito, uno parecido al de los Harlem Globetrotters. Tanto así que cuando entramos en la cancha del Frontón de Recoleto, aquella noche inaugural a principios de marzo, el público que llenaba las gradas aplaudió por más de cinco minutos.

Claro, en esas gradas había un centenar de boricuas, la mayoría estudiantes de medicina que orgullosamente se identificaban con sus compatriotas. Curiosamente, en el cuadro regular del Real Madrid jugaban los puertorriqueños Willo Galíndez, Freddie Borrás, Nenito Deliz y Totó Lamela, siendo el quinto hombre el español Arturo Imedio y eso inspiró el chiste de que jugaríamos contra cuatro puertorriqueños y medio. El sexto hombre era el boricua Juan Manuel Becerra y los dirigía el riopedrenese Víctor Díaz.

Víctor Mario Pérez era nuestro dirigente y venía de llevar al campeonato del Basket Boricua a los Gallitos de la Universidad de Puerto Rico. En noches corridas vencimos fácilmente al Club Racing de Francia y a un equipo de soldados americanos estacionados en Inglaterra. Esos triunfos provocaron que la prensa madrileña nos considerara como amplios favoritos para ganar el torneo. Y ante casa llena, hicimos bueno el pronóstico de los comentaristas españoles cuando, en la primera mitad del partido le sacamos ventaja de 13 puntos a los 'españorricans'. Nos habían presentado una defensa de zona con el propósito de limitar la gran ofensiva de Tinajón Feliciano, pero la destrozamos con tiros a distancia. El balón utilizado era como uno de soccer, pero agrandado. Era difícil de driblear, pero perfectamente apto para lanzar al canasto.

Y se dio el fenómeno de que, al concluir esa primera mitad, un diario de Madrid, anticipando que Puerto Rico seguiría imponiendo su mejor baloncesto, se disparó la maroma de adelantar una portada que leía: Puerto Rico se lleva la copa. Lo que ocurrió luego fue una pesadilla para nosotros. Marcando Totó Lamela a Tinajón Feliciano, hombre a hombre se paralizó como por encanto el ataque isleño y yo, que había anotado 12 puntos en la feliz primera mitad, solo pude anotarle un canasto a Nenito Deliz. Y perdimos...

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