CONSPIRACIÓN QUE OBLIGA A LA REFLEXIÓN

Por Joanisabel González

joanisabel.gonzalez@elnuevodia.com

Ese es el sentir de diversos ejecutivos entrevistados por El Nuevo Día, quienes reconocieron que la fijación de precios revelada por las autoridades federales supuso otro golpe a un Puerto Rico ya estremecido por un profundo ciclo de contracción económica.

Y tales hechos, que ocurrieron entre el 2002 y el 2008 según el ministerio público federal, fueron cometidos por navieros que poseen protecciones especiales a la luz de la ley federal de cabotaje, las que debieran examinarse y modificarse, según los entrevistados.

"La ignorancia de cuál es el impacto del transporte marítimo es tanta que ni siquiera al gobierno le ha estado interesante el tema", opinó el abogado Gualberto Rodríguez II, cuya empresa Caribbean Produce fue una del centenar de negocios operando en Puerto Rico perjudicados por la conspiración.

Según las autoridades federales y por espacio de unos seis años, Horizon Lines, Sea Star Lines y Crowley se pusieron de acuerdo para "eliminar la competencia" estableciendo entre sí las tarifas que cobrarían por el más sencillo bien que transportaban a la Isla.

De acuerdo con el Departamento de Justicia, el año pasado, Horizon y Sea Star aceptaron la comisión de los delitos, que supusieron violaciones a la ley federal Sherman y pagaron por ello, multas de $ 15 millones y $ 14.2 millones, respectivamente.

Asimismo, esta semana Crowley aceptó culpabilidad por los hechos y pagaría otros $ 17 millones, al tiempo que describió sus propias acciones -que se produjeron entre el 2006 y el 2008- como "inaceptables".

Al presente, cinco de seis ejecutivos se declararon culpables por fraguar la treta. Un sexto oficial, el expresidente de Sea Star encara juicio en enero próximo.

"Muchas de las víctimas pensaban que operaban en un esquema que se pensó correcto", dijo por su parte Edmundo Rodríguez, principal oficial ejecutivo de Néstor Reyes Inc. (NRI), unas de las firmas corredora de aduanas más importantes de la Isla.

A preguntas de El Nuevo Día, Rodríguez sostuvo que al buscar cotizaciones para sus clientes le preocupaba el alza en las tarifas, pero nunca pensó que hubiera un ardid para fijar precios. "Con todos los problemas que hemos tenido, uno se pregunta cuántos consumidores o para cuántas empresas ese costo (de fletes) significó la diferencia entre continuar operando el negocio o cerrar y dejar a la gente en la calle", agregó.

Las tretas de fijación de tarifas no son nuevas ni...

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