Constructor de la leyenda

Por Antolín Maldonado Ríos

arios@elnuevodia.com

Y a sus 87 años tiene tantas anécdotas, que un partido a entradas extra no sería tiempo suficiente para contarlas. Pero así como fue el jefe ingeniero de la magna construcción que ha albergado tantas historias en el ámbito deportivo y cultural del país, Aparicio erigió también una familia sobre el fundamento del deporte. No en balde sus cinco hijos fueron todos atletas (jugaron béisbol y voleibol superior) luego de él haber practicado varias disciplinas como atletismo, voleibol y béisbol mientras estudiaba en el Colegio de Agricultura y Artes Mecánicas (CAAM, hoy Recinto Universitario de Mayagüez). Asimismo, jugó pelota Doble A para varias novenas como Las Mesas (Mayagüez), Arecibo y Río Piedras.

"Hubo reclamo general por mucho tiempo para construir un buen estadio y, definitivamente, se decidió por la Asamblea Municipal de San Juan, dirigida por doña Felisa (Rincón de Gautier, la alcaldesa), que se construyera en esos predios que eran del Gobierno", recuerda Aparicio, exaltado a varios recintos, incluyendo el Pabellón de la Fama del Deporte Puertorriqueño.

"Lo aprobaron en la Asamblea y entonces lo llevó a la Legislatura Herminio Concepción de Gracia, quien fue quien hizo luego el lanzamiento de la primera bola en la inauguración", recordó sobre el partido del 24 de octubre de 1962 entre Ponce y San Juan.

Aparicio, quien para ese entonces había tenido varios contratos con el municipio capitalino, señaló que la construcción duró alrededor de dos años y que para la fecha del juego inaugural no se había completado el estadio en su totalidad.

"Se empezó a jugar por compromisos de la Liga cuando todavía no estaba terminado totalmente. Pero no afectaba la construcción del parque. Eran una cuantas facilidades en la parte baja (las que faltaban por concluirse)".

A pesar de la rica historia que se ha escrito en el Bithorn, incluyendo no solo aquella del ámbito deportivo, sino también la de eventos culturales, políticos y religiosos, Aparicio no ha podido cumplir su sueño de ver la obra completada según fue concebida en el diseño original de la firma de arquitectura Pedro Miranda and Associates.

También lamenta la eliminación de la pista de atletismo, que hizo posible la celebración del evento deportivo más grande que ha montado Puerto Rico: los Juegos Panamericanos de 1979. "Si te fijas, al final de la estructura, en ambos lados, hay un mogote de hormigón, cerca de la columna... ahí están las varillas...

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