Coprotagonista de su vida el trabajo

Por Mildred Rivera Marrero

mrivera1@elnuevodia.com

Se mantiene activa en el ámbito personal y, aunque trabaja menos, hace teatro cuando tiene la oportunidad y labora, junto con Efraín López Neris, de un programa de educación a residentes de vivienda pública.

Y no es de extrañar. Cuando niña, a su padre le dieron un reconocimiento en el Correo por no haber faltado en años. Desde entonces, creyó que ella tampoco debía faltar a la escuela y, de adulta, mantuvo dos trabajos simultáneamente durante años.

Con un entusiasmo y una sonrisa que no disminuyen durante toda la entrevista, cuenta que siempre soñó con ser actriz. Pero cuando al llegar a la Universidad de Puerto Rico, su padre sentenció que: "las mujeres tienen que ser maestras". Así que estudió pedagogía.

Lamentablemente fue lo que llama "el golpe grande de mi vida" lo que la encaminó a la actuación. Su hijo menor, Carlitos, murió de leucemia a los seis años. "Como estaba tan desolada y tan mal el sicólogo le dijo a mi esposo: 'es bueno que ella haga otra cosa'. Y mi esposo se fue solo a la Universidad y me matriculó en el Departamento de Drama".

Así, a los 27 años comenzó a estudiar y poco después haría su primera obra de teatro, pero sin dejar de laborar como maestra. Luego, trabajó en el Departamento del Trabajo por ocho años, y, posteriormente, en la Liga de Cooperativas, donde se capacitó como educadora en cooperativismo y estuvo una década. En esos 18 años, trabajaba hasta las 4:00 p.m. y en las noches se iba a ensayar al teatro, a veces con sus hijos.

"Y llegó el 'boom' de las novelas", al inicio de los 80, dice, y recuerda que su primera novela fue Laura Guzmán Culpable, que protagonizó Amalia Cruz. Le dieron una licencia sin sueldo por un año y se fue a trabajar en televisión. Eventualmente, tuvo que escoger y "por primera vez en mi vida me mantenía solo de la actuación. Desde entonces, he seguido trabajando y he podido vivir de la actuación", afirma. Posteriormente y por 10 años, tuvo un taller de actuación, junto con su colega Herman O'Neill.

No todo fue color de rosa pues, después de 17 años de casada, descubrió que su esposo le era infiel y se divorció. "Sufrí como una loca". A los tres años, se casó nuevamente pero el problema de alcoholismo de su segundo marido la llevó a divorciarse 13 años después.

"Dios me ha hecho fuerte. El sentido del humor ayuda mucho. Hay que ver la vida positiva", aconseja la actriz.

¿Cuál es la clave de ese envejecimiento exitoso?, le...

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