Mucho CORAZÓN

Por Camile Roldán Soto

croldan@elnuevodia.com

"De que se puede, se puede. Lo que pasa es que el ambiente alrededor y el tipo de daño son factores bien importantes", explica Rubén Crespo Díaz, el doctor en farmacología molecular.

Este puertorriqueño es parte de los investigadores que alrededor del mundo buscan alternativas para identificar cómo uno de esos órganos -el corazón- puede regenerarse quizás tan rápidamente como la piel.

A pesar de su corta edad -tiene 32 años- y de estar comenzando su carrera ya puede decir que ha aportado algo para lograr esta meta. Tras obtener una beca del National Institutes of Health (NIH), el joven detuvo sus estudios de doctorado en medicina (sería su segundo doctorado) para emprender una investigación sobre cómo se puede reparar tejido cardiaco utilizando células madre.

La investigación en la que participó el boricua la encabezó el doctor Andre Terzic, director del Centro para Medicina Regenerativa de la Clínica Mayo y también mentor de Crespo.

Participaron del estudio 25 pacientes con insuficiencia cardíaca oriundos de Bélgica, Suiza y Serbia. Los investigadores tomaron células de la médula ósea de este grupo y les inyectaron una mezcla que llaman cóctel cardiogénico. Este cóctel es una mezcla de moléculas -entre ellas proteínas- que funcionan como una especie de suplemento beneficioso para la regeneración del tejido cardíaco.

La administración de este cóctel, desarrollado en el centro que dirige Terzic, es el elemento particular que diferencia este estudio de otros similares realizados en años recientes.

"Esta mezcla de moléculas hace que las células se comprometan a mejorar el funcionamiento cardíaco. Sin ellas, esto no tendría ningún efecto", explicó el doctor Crespo, quien estudia y trabaja en la Clínica Mayo en Minessotta.

Luego de que recibir la mezcla, 21 de los 25 pacientes participantes del estudio mejoraron su función cardíaca, según demuestra el seguimiento realizado seis meses después.

"Demostramos que podemos aislar la célula, modificarla, expandirla y devolverla al corazón para mejorar su función", destacó Crespo.

Además de este logro, un hallazgo interesante fue descubrir que algunas células cardíacas migraron a otras partes del cuerpo, especialmente donde hay más irrigación de sangre y, por lo tanto, más oxígeno. En ese nuevo hogar apartado del corazón, ellas segregaron sustancias que beneficiaron al corazón.

"Nuestras células siempre están circulando, terminan en diferentes órganos y eso...

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