La corta visita de Mayra y Levy

ABRAHAM LINKEWER

PRESIDENTE DE LA CÁMARA DE COMERCIO PUERTO RICO-ISRAEL

Mayra, una joven de belleza borincana, estaba activa en el templo cristiano Shalom, en Cupey. Era allí la persona indispensable, estaba en todo: las noches Jai, en homenaje a Jerusalén y al pueblo hebreo lucían porque ella se ocupaba de cada detalle, y gozábamos con el maravilloso coro del templo que entonaba himnos en idioma hebreo, unidos en el amor a Israel y al pueblo que defendió esa tierra de los ataques del integrismo islámico.

Mayra hacía sus peregrinajes a Israel cada tanto tiempo, y siempre volvía emocionada por haber podido estar en contacto con la base de su credo.

De pronto, Mayra nos cuenta que se va a vivir a Israel. Y que había encontrado al hombre que la iba a acompañar el resto de su vida.

Y ese era Levy, Rolando Rengifo Levy, un judío de cuarta generación, emigrado a Israel, desde Pucallpa, un pueblo en la Amazonía peruana. Hombre callado, serio, me contó de su abuelo judío, nacido en Marruecos. De su vida en Perú y de su llegada a Israel a través del programa de derecho al retorno de aquéllos que en la diáspora deseaban regresar a la tierra prometida.

Mayra y Levy se casaron en San Juan y partieron a buscar su futuro en la ciudad de Beer Sheva, la capital del desierto del Negev. Una ciudad que ha crecido con la inmigración rusa y de África, con sus universidades y museos: la capital del juego de ajedrez en Israel.

Allí en Beer Sheva sus vecinos conviven y se ayudan: el idioma no es un problema porque se comunican por sus sentimientos. Se ayudan y cooperan por el bien común.

Cuando suenan las sirenas, todos corren para llegar a los refugios y evitar los daños que ocasionan cientos de misiles que llueven desde Gaza, que aterrorizan a los niños que no entienden el porqué de tanto odio.

Mayra y Levy tienen una misión en Israel, que es la de ayudar a los cristianos que han sido hostigados, asesinados, sus mujeres violadas y sus templos quemados por las turbas islámicas que no pueden entender, que no admiten a personas de otra fe que aman la...

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