Crimen de maestra estremece plantel

Por Ricardo Cortés Chico

rcortes@elnuevodia.com

"Decía que estaba en el baño", relató la directora escolar Yanira Feliciano. "Los estudiantes la querían mucho y tenía tremenda relación con los padres. Siempre se la pasaban ayudándola", agregó.

Un crespón negro en la entrada de la escuela marcaba el luto. En la tarde de ayer, los salones permanecían vacíos. No había clases. La maestra había sido la más reciente víctima fatal de violencia de género.

Era una muerte inesperada. La maestra, de 59 años, no había mostrado señal alguna que presagiara algún riesgo contra su vida, precisó la directora escolar. Tampoco había incidentes previos de violencia entre la pareja en los archivos de la Policía.

En la noche del miércoles, sin embargo, la violencia se desató en su propia casa, en la urbanización Estancias de Monte Grande Estates de Cabo Rojo. La maestra se encontraba en la sala del a casa utilizando una computadora cuando su esposo, Máximo Beauchamp Martínez, un obrero industrial retirado, de 61 años, se armó de un machete y comenzó a herirla en la parte posterior de la cabeza y el cuello.

Aparentemente fue poco lo que la maestra pudo hacer para defenderse. Una herida en dos dedos de una de las manos de la occisa era la única señal de defensa que tenía. El esposo de la mujer, le llegó a propinar al menos tres puñaladas. Luego del ataque, se ahorcó atándose a una ventana en un dormitorio, precisó inspector de la Policía en Mayagüez, Ramón Irizarry Díaz.

La pareja había compartido gran parte de sus vidas juntos y procrearon un hijo que hoy día es adulto, señaló el jefe de la División de Homicidios de Mayagüez, José Andújar. Ayer, no pudo ser contactado el familiar.

La situación fue alertada a las autoridades por vecinos de la pareja que, aunque compartían la misma casa, se encontraban separados, según explicó el inspector Irizarry Díaz.

Ayer, la casa estaba vacía. Varios vecinos se encontraban dialogando sobre lo ocurrido, pero prefirieron callar ante los medios de comunicación.

En la escuela, sin embargo, las caras largas daban muestra del dolor por la pérdida. Allí, Josefa era recordada como una veterana que se entregaba a sus estudiantes. Tenía unos 25 alumnos este semestre, el segundo trabajando en este plantel. La mayor parte de su carrera magisterial la hizo en Cabo Rojo.

Algunos escribieron mensajes de despedida. Era una de las tareas que el...

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