Crisis de civilización

CARLOS FUENTES

ESCRITOR

Menos previsible fue el gran movimiento en Israel, que representa una aspiración al regreso de los valores de igualdad, trabajo y colectivismo de la fundación y en contra de la plutocracia y el régimen conservador, y, de paso, contra la política contra Palestina. La avenida Rothschild de Tel Aviv, de punta a punta, ocupada por tiendas de campaña y miles de ciudadanos en protesta.

En España, el movimiento de los "indignados" ha sido expulsado de la Puerta del Sol para recibir al papa Benedicto XVI. El hecho es que los descontentos se desplazan y reúnen con una agenda y un liderazgo aún imprecisos, salvo en un punto. No le dan confianza a ninguno de los dos granes partidos. Rajoy se cierra. Rubalcaba se abre. La política española no volverá a ser la muy ordenada, previsible y bipartidista de ayer.

El descontento se manifiesta políticamente en Italia y en Francia. Berlusconi ya está contra las cuerdas, temeroso de perder el poder y confrontar juicios de los que hoy lo salva su inmunidad. En Francia, Sarkozy llama al gabinete para prever y sólo Alemania, entre los grandes, se siente segura, pero amenazada por las sucesivas situaciones en Irlanda, Portugal y Grecia, que ponen en entredicho no sólo la unidad sino la viabilidad de la unión europea. ¿Peligra la moneda común, el euro? ¿Se pueden cerrar fronteras? ¿Qué pasará con el trabajo migratorio? ¿Se salvarán los quebrados?

El extremismo que apareció en los Países Bajos con el partido (tercero en las elecciones) de Geert Wilders y que se evidenció con el anti-islamismo de cierta prensa en Dinamarca, alcanzó su límite más rabioso, criminal e inaceptable en Noruega. La salvaje matanza de la isla Utoya perpetrada por el joven fanático Anders Behring Breivik rompe cualquier complacencia acerca de la estabilidad en países de progreso y de orden. Un nuevo Breivik podría surgir en cualquier país de Europa, alentado por el macabro modelo de Noruega.

Y en la Gran Bretaña, violencia callejera extendida, de Manchester a Birmingham a Londres y sólo en Londres violencia en los distritos de Tottenham, Enfield, Islington, Croydon, Camden y quince más. Los malhechores, jóvenes entre los diez y los veinticinco años, sin trabajo y sin escuela, asiáticos, africanos y británicos. También bandas de jóvenes criminales organizados y desplazables de una ciudad a otra. Personas normalmente tranquilas y trabajadoras contagiadas por lo que...

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