CRISIS, LITERATURA Y OTRAS MALAS PALABRAS

Por Ana Teresa Toro . ana.toro@elnuevodia.com

foto especial omar merced

Pero hablar con una escritora española y no hablar de "la cosa" es más difícil incluso que sí hacerlo. Más aún si se trata de Almudena Grandes, una voz que toma partido, que nunca ha tenido miedo de comprometerse con lo que le parece justo.

Llegó al punto de encuentro estrenando sombrero y luego de pasar la mañana escribiendo en el hotel. Después de encontrar una sombra y algo de comer, rompimos a hablar con un ritmo rápido, de ideas que culminan en frases contundentes matizadas por su acento español de garganta rasgada y libre.

Andaba contenta de conocer la Isla, de haber ido a la Universidad de Puerto Rico, "ese lugar es un mito para una escritora republicana como yo". Del país conocía poco "y me he sentido hasta mal, es que les toca lo peor de todo. Yo llevo años escribiendo sobre lo raro que es ser español, pero me parece que ustedes sois más raros", comenta con relación a la ambigüedad política del País, tema obligado para los visitantes.

Pero la crisis española es un tema demasiado grande y se lo lleva todo.

"La llamamos crisis, pero en mi opinión, y soy muy crítica y muy radical, esto no es una crisis. Uno de los gritos de los manifestantes es: 'Esto no es una crisis, es una estafa'. Esto es una agresión sistemática de los especuladores al estado de bienestar europeo, que era el más progresista del mundo, un modelo en el que los servicios básicos del ciudadano los cubría el estado", dice posicionándose de inmediato en contra de los discursos oficialistas.

Grandes recuerda avances notables como la Ley de Dependencia, que garantizaba una ayuda económica a una persona que tuviese un hijo discapacitado o que estuviese cuidando de sus padres y no pudiese trabajar; algo que naturalmente requería un mayor aporte del sector privado.

"Yo creo que más que una crisis se ha tratado de una coyuntura económica adversa que los propios especuladores han ensalzado para acabar con un modelo económico que no les convenía y lo están consiguiendo. La putada es que si el que nosotros viviéramos peor sirviera para que en otras partes del mundo se viviera mejor, pero es que va a ser alrevés, nosotros vamos a vivir peor y van a empeorar las condiciones del resto del mundo. Es un círculo vicioso y es muy difícil de arreglar", abunda con el apasionamiento obvio que el tema le provoca.

Si algo les queda en España, dice, es la capacidad de indignarse. "Empezó Grecia, Portugal, luego España y...

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