Crónica de la 'Operación W'

Por Paco Villón

Especial El Nuevo Día

Madame Villón y un servidor salimos para Vieques un viernes de julio con un tiempo gris que no nos abandonó hasta nuestro regreso tres días después. Me he montado en muchos vehículos en mi vida, pero nunca en un avión en el que me tuviera que pasar 40 minutos eñangotao como el Jorobado de Notre Dame. Pero llegamos bien y, de hecho, a otros les cancelaron los vuelos por mal tiempo.

El hotel W Retreat y Spa está donde unos años atrás estuvo el Martineau Bay, pero tiene en el aeropuerto de Vieques un salón de espera privado y cómodo, donde uno se puede tomar un refresco y leer una revista mientras espera por su salida.

Aquella tarde, con la lluvia, se demoraron un poco en recogernos. La llegada al W es muy agradable, pues el vestíbulo, la recepción y oficinas, los comedores, las terrazas y salones de estar forman un espacio común, pleno de vegetación tropical, que se extiende hasta la piscina y la playa.

Aparte del área principal, hay varios núcleos ('clusters') de habitaciones, un 'spa' y otros salones de actividades que se comunican por caminos para peatones y para carritos de golf y vehículos de servicio. A toda hora, hay disponibles carritos de golf para llevar y traer a los huéspedes. Puedes caminar, pero por la noche la iluminación aún no está bien resuelta, pues no pudieron poner lámparas altas, ya que los tinglares anidan en aquella playa y los grupos ambientalistas protestaron.

He cenado en el restaurante Alain Ducasse en Montecarlo y en el de París cuando ambos tenían Tres Estrellas Michelin, así que me comía la curiosidad por probar el 'mix' en el W. Sin embargo, había oído que no estaba a la altura de Ducasse, que ya iban por el cuarto o quinto chef y que él casi nunca iba.

La noche que llegamos, durante la cena no nos impresionó el menú (sólo dos platos eran recetas de Ducasse). El servicio estuvo bueno, pero para una cena de miembros de una asociación de amantes del vino, la 'sommelier' no parecía ser muy experta, aunque los vinos eran de la cava de la Cofradía.

Al día siguiente, descubrí que el Chef Ejecutivo era mexicano y lleva muchos años de relación con los W Resorts, aunque poco tiempo en Vieques.

Nos hicimos amigos y le pregunté que por qué siendo mexicano y nosotros latinos no había servido algún plato de su tierra. "En la cena de esta noche lo voy a hacer", me contestó. Como La Paulée no sería hasta por la noche, nuestro líder, Alvin Fernández, presidente de la Cofradía, invitó a...

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